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29 octubre, 2024

Una empresa mediana, contra «la industria del juicio laboral»

Asahi Motors es una concesionaria oficial de Toyota que funciona hace 25 años sobre el Acceso Oeste, a la altura de Parque Leloir. Su dueño, Víctor Naymark, acaba de plantear que va a llevar hasta la instancia de la Corte Suprema de Justicia el fallo en contra de un juicio laboral que acaba de perder en segunda instancia.

En el «recurso extraordinario» que acaba de presentar, Naymark asegura que la sentencia en su contra, que ya acumula dos instancias, son una representación cabal de lo que denomina -en ese mismo escrito- «la industria del juicio laboral».

El fallo en cuestión, el segundo, fue hace menos de un mes, el 23 de mayo, y Naymark lo detalló en una misiva que envió a la sección Cartas al País de Clarín, publicada este martes. Contó que había despedido «con causa» hace cuatro años a un gerente de Asahi Motors y que además le había iniciado a este ex empleado una acción penal por presunta defraudación.

La causa penal, agregó Naymark, nunca avanzó, «a pesar del seguimiento por profesional letrado, de los testimonios y otras evidencias aportadas». Pero en cambio la Justicia laboral se expidió a favor del ex empleado. La empresa apeló el fallo y la Sala 9 de Cámara de Apelaciones del Trabajo lo confirmó hace menos de un mes, el 23 de mayo: condenó a Asahi a pagar al ex empleado un monto actualizado de 118 millones de pesos, sin contar honorarios de abogados, peritos y otros gastos.

«La remuneración actual de un puesto similar es de $ 5.000.000 mensuales», agregó Naymark. «Este empleado tenía cuatro años de antigüedad. Suponiendo que lo hubiéramos echado mal, lo cual no fue así, le corresponderían 20 millones de pesos, 30 millones de como máximo. Nunca este disparate».

A comienzos de mayo, el mismo mes en que fue dictado este fallo, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la Sociedad Rural Argentina (SRA) y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO) habían presentado ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación y la misma Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo para solicitar la reducción de la tasa de interés aplicable para créditos laborales en la Justicia Nacional del Trabajo, en las causas por despido.

Asahi presentó un recurso extraordinario ante la misma Sala 9 de la Cámara que ratificó la condena en su contra. «La cámara seguramente lo rechazará, y pensamos llegar hasta la Corte Suprema, por una cuestión de amor propio«, dijo Naymark.

En ese escrito se reclama que la Cámara no tuvo en cuenta en ningún momento las pruebas presentadas por la empresa: «Con Fallos como el impugnado, muy emparentados con la llamada “industria del juicio laboral”, por la facilidad con que se condena a una empresa (…) jamás podrá conmover el criterio de los Sres. Jueces del Trabajo y en especial los de esta Sala, que evidentemente ya tenían una opinión formada, antes de firmar su voto«, argumentó la empresa.

Naymark sabe lo que es caerse y volver a levantarse. En los años ’90 su cadena de electrodomésticos Sanargo había crecido al ritmo del boom de consumo que acompañó el lanzamiento del plan de Convertibilidad. Y tras el efecto tequila, Sanargo formó parte del pelotón de casi 20 cadenas de electrodomésticos que cerraron sus puertas.

A los pocos años Naymark, con buen olfato para los negocios, apostó a la marca Toyota, que recién había instalado su fábrica en Zárate con la producción de una versión muy preliminar de lo que terminó siendo la actual pick up Hilux. La concesionaria Asahi acompañó el crecimiento de la marca Toyota en el país (hoy la planta de Zárate produce un tercio de los vehículos de la Argentina) y supera los 100 empleados.

«Hoy para una empresa contratar personal, más que un dolor de cabeza por el riesgo de tener que despedirlo -aún con causa- puede llegar a convertirse en un certificado de defunción«, agregó Naymark.

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