En una semana marcada por tensiones institucionales, derrotas legislativas del oficialismo y una economía que no da señales de recuperación, el gobernador bonaerense Axel Kicillof lanzó una acusación que sacudió el tablero político: “Milei puso presa a Cristina”.
La frase de Axel Kicillof, pronunciada en una entrevista con El Destape, no solo apunta directamente al presidente Javier Milei como responsable de la detención de la ex vicepresidenta, sino que también instala una narrativa de persecución política que podría redefinir el tono de la campaña electoral de cara a octubre.
Kicillof no dejó lugar a ambigüedades. “Indudablemente esto ocurre durante el gobierno de Milei, esto requiere un gobierno de este tipo. Yo le asigno desde el día uno las responsabilidades”, afirmó el gobernador, en referencia a la condena y arresto domiciliario de Cristina Kirchner en el marco de la causa Vialidad.
Según Kicillof, el presidente no solo habría facilitado el avance judicial contra la exmandataria, sino que además habría anticipado que “seguirán cayendo presos los opositores”, lo que configura, a su entender, un patrón de persecución política.
La frase “Milei puso presa a Cristina” no es solo una denuncia: es una consigna. En un contexto donde el peronismo busca reagruparse tras la derrota electoral de 2023, la figura de Cristina Kirchner sigue siendo central.
Su detención, lejos de debilitarla, podría convertirse en un símbolo de resistencia frente a lo que Kicillof describe como un gobierno “de ultraderecha” que “insulta porque no tiene argumentos”. La acusación de Kicillof abre un debate profundo sobre la independencia del Poder Judicial y el rol del Ejecutivo en los procesos judiciales que involucran a figuras políticas.
Causa judicial
Desde el oficialismo, se ha insistido en que la condena a Cristina Kirchner responde a causas judiciales que se iniciaron años atrás y que han seguido su curso legal. Sin embargo, el contexto político en el que se produce la detención, con un presidente que ha manifestado públicamente su intención de “intervenir la provincia de Buenos Aires” y que ha vetado leyes clave como la moratoria previsional y el aumento a jubilados, alimenta la sospecha de que hay algo más que justicia detrás de la decisión.
Axel Kicillof, por su parte, sostiene que el encarcelamiento de la principal líder opositora no podría haberse dado sin un gobierno como el de Milei. “Esto requiere un gobierno de este tipo”, insistió, en alusión a lo que considera una administración autoritaria, que desprecia el debate democrático y que busca silenciar a sus adversarios mediante el aparato judicial.
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