Siete años después Feud ha vuelto. Posiblemente serían pocos los que se acordaban de ella. Pero su regreso ha coincidido con la vuelta de Ryan Murphy a la cadena que fue su hogar, la Fox, y por lo tanto a Disney, una vez finalizado su millonario contrato con Netflix. La serie de antología se centraba en contarnos historias sobre enemistades entre personalidades de la alta sociedad. Y para esta vuelta, nos cuenta la historia del enfrentamiento entre el escritor Truman Capote y un grupo de mujeres de la jet set neoyorquina, a las que el novelista llamaba cariñosamente como sus cisnes. El origen de la rivalidad nace en que ellas se sintieran traicionadas al conocerse que todas las confidencias que le habían contado durante años iban a ser la base de su nuevo libro. Una obra fantasma que jamás vio la luz y tras la serie se nos queda la duda de si realmente llegó a existir. La serie completa de Capote contra las cisnes ya está al completa en HBO Max y suponemos que en algún futuro no muy lejano lo estará también en Disney.
Resulta curioso que Feud haya elegido como temática para regresar la novela perdida de Truman Capote, cuando la misma serie cuenta con su propia temporada perdida. La primera entrega de Feud colocó a Murphy en la cima de su talento creativo, narrándonos cómo Bette Davis y Joan Crawford se despellejaban en el Hollywood clásico de los años 60. La segunda temporada iba a haberse embarcado en el tormentoso matrimonio de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales. La marcha de Murphy a Netflix y la trama de la serie The Crown hizo que el proyecto entrara en una especie de limbo del que no sabemos si saldrá algún día. La factoría Murphy acumuló por aquellos años otro proyecto fantasma que cayó en un limbo similar. La temporada de American Crime Story que se iba a centrar en las negligencias cometidas por la administración norteamericana en Nueva Orleans durante la crisis del huracán Katrina. Los temporales en la zona del rodaje y la ausencia de Murphy hicieron caer este proyecto en ese cajón sin fondo del que aquí hablamos.
Aunque la historia de Capote vs the swans coincide con muchas de las temáticas de las series de Murphy, el verdadero artífice de esta temporada es el director Gus van Sant, en cuya filmografía encontramos obras como Drugstore Cowboy, My Own Private Idaho, El indomable Will Hunting o aquella recreación plano a plano de la Psicosis de Alfred Hitchcock muy denostada en su día pero con resultados interesantes. La historia cuenta con un reparto de lujo, sobre todo de estrellas femeninas, en el que brilla Naomi Watts, pero cuenta con Diane Lane, Chloë Sevigny, Calista Flockhart, Molly Ringwald y Demi Moore. Hasta cuenta con la aparición de Jessica Lange, porque sin ella parece como si no pudiera ser una serie de la factoría Murphy. Por su parte, Tom Hollander es el encargado de interpretar a Capote, en un trabajo que consigue hacernos olvidar que en 2005 ya le dieron el Oscar al mejor actor a Philip Seymour Hoffman por el mismo papel. De alguna manera, esta serie podría considerarse una secuela de aquella película. Pasar del glamour de Desayuno con diamantes a las cavernosas profundidades del crimen de A sangre fría. Tras su gran éxito, Capote entró en un bloqueo literario del que jamás llegó a salir. ¿Atravesó Murphy algo similar tras su llegada a Netflix? El prolífico showrunner entró por la puerta grande y se puso a hacer series como churros para ellos, pero la gran mayoría de ellas decepcionaron. Al menos pudo irse por la puerta grande con el éxito de Dahmer que se estrenó cuando el contrato estaba a punto de acabar. Así que el retorno de Feud llega en el mejor de los momentos.
Para acallar las presiones de la editorial que le había pagado un jugoso anticipo a cuenta de la novela, Capote acaba publicando un adelanto en Variety de lo que iba a ser su próxima novela y donde sus cisnes se vieron reconocidas. No se daban los nombres reales de nadie, pero quien las conociera podia identificarlas claramente y deducir sus secretos más inconfesables. Las indiscreciones de Capote le llevan al ostracismo social por parte de las élites y éste acaba inmerso en una espiral de autodestrucción regada por el alcohol y alguna que otra sustancia con las que buscaba apagar su angustia. Durante años ha tenido una posición de privilegio entre un grupo de mujeres que le abrieron todas las puertas de su casa y le dejaron ver cosas que no estaban al alcance de cualquier mortal. ¿Son este grupo de la alta sociedad neoyorquina el equivalente de los siglo XX a las que ya vimos un siglo atrás en La edad dorada? Hollander interpreta a un Capote imperfecto y muy alejado de una visión idealizada. Con sus propios traumas, sus aires de divo, sus ingeniosos e incisivos comentarios con los que despellejar al prójimo y hasta víctima de malos tratos.
La segunda temporada de Feud podría haber finalizado en el séptimo episodio, pero se guarda un epílogo para el octavo que pone el broche de oro a la historia y cuidado que vienen spoilers. Un final en el que Capote habría terminado de escribir el libro maldito, Plegarias atendidas, reenfocado para tratar de redimir a sus cisnes y lograr su perdón. Pero la situación es ya irrecuperable y el propio escritor quema su manuscrito. ¿Llegó a completar realmente el libro? La serie sugiere que también pudo ser un delirio del propio escritor porque en su cuaderno sólo había garabatos sin sentido.