La Argentina de Milei va dejando una cuantas novedades en la dinámica social y, una de ellas, es que -por primera vez- prácticamente todos los directores de los institutos de ciencia y tecnología del país –unos 400, con historias distintas– se juntaron para armar una agrupación con la que buscan defender su actividad.
Desde esa agrupación, formada en enero y a la que llamaron Red Argentina de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICYT), los directores de los diversos institutos (hay del Conicet, pero también de universidades y otros organismos) vienen señalando la «situación alarmante» que están viviendo.
Afirman que, en lo que va del año, y aún con el presupuesto prorrogado desde 2023, la secretaría de Ciencia y Tecnología ha ejecutado solo el 1% de los gastos de funcionamiento.
Pero el panorama puede ser peor todavía si se sanciona la ley Bases, dicen ahora. Porque si se aprueba, así como está, “se pone en riesgo la continuidad del sistema científico”.
Una científica del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE) del CONICET, trabaja con mosquitos en un laboratorio en La Plata, en estrategias para su control del dengue. AFPEs porque esa ley, en cuatro de sus artículos, habilita al Poder Ejecutivo a disolver, intervenir o reorganizar todos los institutos de ciencia del país, como parte del proyecto de reorganización general del Estado. Piden exceptuar explícitamente de esos artículos a los institutos de investigación científica.
Este jueves los directores se reunieron con el secretario de Ciencia y Tecnología Alejandro Cosentino y le manifestaron los problemas que tienen y la preocupación sobre la ley Bases.
Según pudo saber Clarín, Cosentino los escuchó, les explicó por qué no puede darles respuesta a sus pedidos y prometió darlas lo más rápido posible. Les dijo que encontraron un desorden general en la administración del Estado y que están tratando de ordenarlo.
Con respeto a la ley Bases, el secretario defendió el actual proyecto, y argumentó por qué debe salir sin cambios. Dijo que esos cuatro artículos les van a dar a ellos la potestad de “reorganizar el caos” que encontraron.
Clarín se comunicó con esa secretaría, pero no obtuvo respuesta.
La reorganización
Desde la RAICYT hicieron un cuadro que muestra qué podrá hacer el Poder Ejecutivo con cada organismo científico, según surge del proyecto de ley. Al Conicet, por ejemplo, tras la presión de la opinión pública no se lo podrá disolver ni intervenir, pero sí fusionar, escindir, transferir y modificar competencias.
Investigadores del Conicet y la UNSAM desarrollan la vacuna ARVAC contra el Covid. Foto Guillermo Rodriguez AdamiOtras instituciones, como el Banco Nacional de Datos Genéticos, el Servicio meteorológico Nacional, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, el Servicio de Hidrografía naval o el Instituto Antártico Argentino pueden ser reorganizados de todas las formas, incluso ser disueltos o intervenidos.
Están sujetos a reorganización desde el Poder Ejecutivo también -aunque no pueden ser disueltos- la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, la de Energía Atómica, el INTA y los laboratorios Malbrán.
Los directores dicen que entienden la necesidad de reorganizar el Estado, pero afirman que no debería seguirse en los institutos de ciencia la misma lógica que en el resto de la administración pública.
Investigadores del Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP, CONICET-UNLP).“A la dirección de los institutos se accede por concurso. Hace falta mucho conocimiento específico para conducir un instituto y también para definir cómo puede ser una reorganización”, le dijo a Clarín Eduardo Barrio, profesor de lógica de la UBA y director del Instituto de Investigaciones Filosóficas, SADAF-CONICET, donde se investiga modelos de lenguaje para la inteligencia artificial, entre otros asuntos.
“Cualquiera que conozca de administración sabe que no hace falta disolver o intervenir una organización para que deje de cumplir algunas de sus funciones. Con solo reorganizarlas de una determinada forma ya es suficiente”, le dijo a Clarín Lidia Szczupak, presidenta de la Sociedad Argentina de Investigación en Neurociencias.
“La aprobación de la ley Bases, así como está, será un golpe letal para nuestro ya castigado sistema científico. Le haría un daño gigantesco. Consideramos que sería un acto de gran irresponsabilidad”, agregó la especialista.
Los artículos cuestionados
Los cuatro artículos que, según la visión de los directores de institutos, ponen en riesgo a la ciencia argentina son:
El artículo 3, que habilita al Poder Ejecutivo a reorganizar, modificar, y/o transformar la estructura jurídica de los institutos científicos, permitiendo su fusión, escisión, disolución total o parcial, o transferencia a las provincias o a la Ciudad.El biólogo e investigador de Conicet Juan Pablo García Borboroglu, quien ganó hoy el 9° Indianapolis Prize por su tarea en la investigación, cuidado y la protección de los pingüinos, un premio que es considerado como el »Nobel» de la conservación animal. Foto TelamEl artículo 5, que autoriza al Poder Ejecutivo a modificar, transformar, unificar, disolver o liquidar los fondos fiduciarios públicos. Explican que muchos de los fondos para la ciencia, que administran agencias nacionales de financiamiento de la investigación científica, tienen el formato de fideicomisos.El artículo 6, que autoriza al Poder Ejecutivo a intervenir los organismos descentralizados, empresas y sociedades del Estado, entre las que están las científicas, aunque con algunas excepciones.Y el artículo 52, que faculta al Poder Ejecutivo a echar a todos los empleados públicos, entre ellos a los integrantes del Sistema Científico y Tecnológico Nacional.En todos los casos, piden exceptuar explícitamente a los institutos del sistema científico nacional.
“Nuestra red no tiene ningún compromiso con un partido político o gestión. Somos los directores de los institutos. Hablamos con el Gobierno y nos dicen que tenemos razón, pero no dan ninguna respuesta. Dicen que hay desorden y van a tratar de ordenar, pero ya llevamos 5 meses”, dice Barrio.
“Pareciera que no se entiende el funcionamiento básico de la ciencia y la crisis de presupuesto que vivimos. Entendemos la política de déficit cero, pero si no se le entrega remedios oncológicos a un paciente de cáncer se muere. Y lo mismo pasa con cada uno de los laboratorios”, completa el especialista.