El domingo, Malvina llevó a su hijo de tres años a la guardia del Hospital Británico: tenía fiebre y un posible broncoespasmo. Al llegar había un cartel en la guardia pediátrica que advertía que la espera podía llegar a ser de hasta seis horas por “licencias médicas del personal y renuncias”. Le dijeron que había 35 chicos antes y un mínimo de tres horas de espera. Tomó la opción de llevarlo a Casa Cuna, pero se encontró con una guardia mucho más colapsada, en la que estimaba que había al menos 60 chicos. Tuvo que esperar dos días y volver al Británico; la mandaron a Demanda Espontánea de Pediatría y luego le dijeron que retornara a la guardia, en donde la atendieron finalmente con dos horas y media de demora.
Como ella, muchos pacientes -tanto chicos como grandes- que se acercan a las guardias de institutos de salud privados y públicos de la Ciudad de Buenos Aires se encuentran con ese escenario: salas repletas, atención más demorada, con horarios de espera de entre tres y cuatro horas en promedio.
Todo esto se da en el marco de la llegada adelantada de la ola polar, que ya reporta un aumento de los casos de cuadros respiratorios. Según los últimos datos disponibles del Boletín Epidemiológico Nacional (semana del 12 al 18 de mayo) hubo un ascenso de las detecciones de influenza (gripe) y un ligero incremento de los casos de VSR (virus sincicial respiratorio que puede desarrollar bronquiolitis) en las últimas semanas.
Las guardias de hospitales pediátricos como el Pedro de Elizalde y el Ricardo Gutiérrez lo reflejan. Padres y madres aguardan sentados o de pie, y hacen filas sosteniendo a upa a sus hijos. Las mamás que vienen de Provincia de Buenos Aires remarcan a Clarín que llevan cerca de cuatro horas en la sala.
“Hay una primera fila para que te atiendan, pero en esa consulta no te revisan, solo le contás al doctor cuáles son los síntomas del nene. Después salís y tenés que volver a ventanilla para sacar otro número, y esperar en la sala a que ese número salga en la pantalla para que te vea un pediatra y te diga qué tiene. Ahora tengo el número 124, vamos por el 90. Cuando fue lo del dengue, entré a las dos de la tarde y estuve hasta las siete. Igual prefiero mil veces venir hasta acá que esperar en la salita, que siempre está saturada”, detalla Analía, que viene desde Lanús con su hijo Mateo, de cinco años.
La guardia del Hospital Pedro de Elizalde, colapsada por casos de influenza y bronquiolitis. Foto: Juano TesoneEn el Hospital de Niños, Rita está sentada con su beba en brazos. Tiene dos hijos más, y los dos más chicos son los que tienen problemas respiratorios. Rita cree que se trata de una bronquiolitis, pero no le dieron ningún diagnóstico todavía, y ya pasaron cerca de cinco horas desde que llegó. “Pasamos por orientación médica, y desde las once de la mañana esperamos, dicen que es según la demanda de urgencia y que no hay tantos médicos para atender”, cuenta.
Desde la guardia pediátrica del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT), explican que el tiempo de atención oscila entre dos y tres horas.
Argumentan que en “época pico” la gente concurre en masa a las instituciones y espera, y que ahora que empiezan las enfermedades respiratorias lo que más se ven son cuadros de fiebre, tos y catarro. Eventualmente, puede haber infecciones como otitis, o hasta neumonía.
“Ya hubo bastantes casos de virus sincicial respiratorio y ahora empiezan a aparecer también casos de influenza, pero el pico epidemiológico está empezando. Normalmente, en la época de pico infeccioso se duplica la demanda. Si vas a cualquier hospital público, que tienen más médicos que los centros privados, es la misma demora”, señalan.
Y agregan: “La realidad es que el sistema de salud está en crisis. Cada vez hay menos gente que estudia medicina, cada vez menos gente que hace residencia. Si sigue así, Argentina se va a quedar sin médicos. Y el problema lo van a tener todos. Somos pocos y trabajamos a conciencia”.
La gueraida del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, con casos de influenza y bronquiolitis. Foto: Juano Tesone Los adultos también pueden llegar a guardias con mucha demanda, en donde la espera es moneda corriente. Eso está pasando en varios sanatorios, como el de la Trinidad, en Once. Silvana Ferro, jefa de guardia, explica al respecto: “Hay un tiempo más de demora. Dependiendo los días y la cantidad de médicos que haya, hay entre dos o tres horas de demora. Los lunes y viernes es donde más se ve, todos se mantienen con barbijos. Creo que de los sanatorios de Galeno este es el que menos demora tiene”.
Roxana Piris, clínica médica y jefa del servicio de Emergencia de la Trinidad, asegura que, pese a que no estamos en pleno invierno y aún no se llega al pico de casos, empezaron a aumentar fuertemente los cuadros respiratorios y ejemplifica: de 50 pacientes en espera, puede haber 30 con casos de ese tipo, y 20 con el resto de patologías.
“Si esos casos son en su mayoría de Covid o gripe H1N1, no lo sabemos. Hacemos hisopados solo en pacientes de riesgo, inmunodeprimidos, o con neumonía. Se los trata como un cuadro viral: cinco días de reposo más tratamiento sintomático. Si se llega a complicar y el paciente tiene una neumonía agregada, vuelve y se le hace un panel viral para saber qué es lo que tiene. Ahí se juntan los pacientes que vienen por primera vez y los que vuelven por una segunda consulta. Los cuadros respiratorios complicados en personas mayores terminan en internación y colapsa la internación”, añade.
Sobre los casos de hospitalización, siguiendo lo publicado en el último Boletín Epidemiológico Nacional (del 12 al 18 de mayo), se evidencia que la incidencia por casos de influenza creció significativamente de 2,04% en principios de abril a 20,22% a mediados de mayo.
Es también el caso de las internaciones por el virus sincicial respiratorio (VSR), cuya incidencia creció de 2,41% en principios de abril a 21,28% a mediados de mayo.
Clínica Trinidad Mitre, con pacientes que esperan para ser atendidos en la guardia. Foto: Juano TesoneDesde el Ministerio de Salud de la Ciudad indican que los casos de consulta por patología respiratoria van incrementándose acorde a la época del año, pero se encuentran aún por debajo de los esperados, y que “los flujos de atención en las guardias se encuentran sin desvíos significativos y los servicios de emergencias se encuentran trabajando con normalidad”.
Las medidas de fuerza y el impacto en la atención
En medio de este crecimiento de casos estacionales hay otros puntos de repercusión en la demora que puede observarse en guardias de centros médicos que prestan servicios privados. Al entrar a algunos de ellos, como a clínicas de Medicus y Swiss Medical, pueden leerse pancartas y folletos que explican la situación de trabajadores de sanidad “en plan nacional de lucha”.
Estas fueron medidas de fuerza por negociación de paritarias que se llevaron adelante en clínicas, sanatorios y hospitales del país. Hubo un especial impacto en la atención durante la última semana.
Guardia del Instituto Argentino del Diagnóstico. Foto: Juano TesoneLa Federación Argentina de Trabajadores de la Salud (FATSA) comenzó el pasado miércoles una huelga parcial por turnos dentro de una serie de medidas de fuerza en reclamo de mejoras salariales. Adhirió la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA). Estas medidas incluyeron al personal administrativo, enfermeros, técnicos, y camilleros.
Aunque hay fuentes del sector que atribuyen las demoras en la atención a los paros y asambleas coyunturales en los centros de salud, Jorge Iapichino, desde la Confederación Médica Argentina (organismo que nuclea las confederaciones de médicos de las 24 jurisdicciones), dimensiona otra escala de la problemática: “Alguna medida de fuerza aislada hay, pero el problema de base es la falta de personal profesional para la atención de la emergencia”.
Según agrega, “no se consiguen reemplazos y los jóvenes (y no tan jóvenes) no quieren hacer una tarea agotadora y de enorme responsabilidad por dos pesos y en condiciones que están lejos de ser ideales. Este es el meollo del problema”.
PS