Quinta sección
Con qué fuerza política juega cada intendente
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MAR DEL PLATA.- “Acá no para”. La frase del cartel metálico luce en letras azules, en formato cuadrado apoyado sobre la banquina, o más alargado y en tela cuando cuelga de algún alambrado. Acompaña sin estridencias algunos trabajos de mejoras y ampliación de la red vial, realza con logo bien visible esta apuesta del gobierno bonaerense a la continuidad de la obra pública contra el alejamiento del gobierno nacional y es, quizás, lo más parecido a un mensaje proselitista que se ve por el centro y sudeste de la provincia, a poco más de un mes de las elecciones de medio término.
Por esas mismas rutas ya transitó gran parte de una muy buena cosecha de cultivos y también de papa, que excedió y mucho lo esperado; se mueve hacienda que se multiplica pero aun no encuentra su mejor valor y se palpita la vuelta a la pesca de tripulaciones en conflicto, con medidas de fuerza que demoraron casi tres meses la siempre rendidora zafra del langostino. También las industrias, que celebran aduanas abiertas para acceso a maquinaria, repuestos e insumos pero sufren por competencia y bajo precio de productos importados. Y el turismo, siempre dinamizador, que anda a los sobresaltos, desde la temporada alta de verano a estas recientes vacaciones de invierno con sabor a poco.
Así de rica, variada y compleja es esta Quinta Sección Electoral que se extiende desde la costa hasta las sierras tandilenses, abundante en tierras y campos fértiles que con sembradíos y ganado se extienden hacia el norte hasta encontrar límite con la alta densidad poblacional del conurbano. Que es también la que agrupa mayor cantidad de distritos, la segunda en términos de superficie –solo superada por la Sexta Sección Electoral- y la que ofrece el escenario productivo más diverso en el territorio bonaerense.
Y también la que suma para el próximo 7 de septiembre una particularidad: los candidatos con más chances de acceder a algunas de las cinco bancas de senador provincial en juego son dos figuras de una misma ciudad, tienen largo vuelo y conocimiento nacional, ya se enfrentaron por una intendencia en 2019 y 2023 y ahora reeditarán este clásico, esta vez con un electorado de 1.336.787 vecinos repartidos en 27 municipios y 3.927 mesas de votación.
El jefe comunal de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro (Frente La Libertad Avanza), y Fernanda Raverta (Fuerza Patria), exdiputada nacional y titular de Anses durante la presidencia de Alberto Fernández, lideran las listas de candidatos de los dos grandes tanques políticos en competencia.
“Hay que caminar, nosotros desde el interior conocemos el territorio”, dice a LA NACION el jefe comunal de Rauch, Maximiliano Suescun, presidente también del Foro de Intendentes Radicales que derrocha fe y los enfrentará desde la propuesta de Somos, que abriga a UCR, socialistas y peronistas disidentes, entre otros. Esa grilla de largada la completan Fabio Molinero, al frente de Potencia; Alejandro Martínez, del Frente de Izquierda; Marcos Pascual, por Nuevo Mas, y Juan Obiol, Unión y Libertad.
El cierre general de listas en la provincia no solo fue sobre los límites del plazo estipulado por la Junta Electoral sino que debió ser ampliado, casi 48 horas, por un sorpresivo y sospechado corte de luz en La Plata, donde se tenían presentar y oficializar los trámites. Esos apuros y tensiones del armado y la rosca partidaria están lejos del poco interés y aires de apatía que se respira incluso en este interior profundo del territorio bonaerense, sea pueblo o ya con dimensión de gran ciudad.
Sebastián Walker (Fuerza Patria), joven intendente de Pila, reconoce que ese clima de desinterés por lo electoral se percibe entre sus 3.500 habitantes. “Esperamos que la gente participe y valore un Estado provincial y municipal a su lado frente a uno nacional que se ha desentendido de lo público”, explica a LA NACION.
“Se renuevan senadores, diputados provinciales, concejales y consejeros escolares”, responde Cristian Lanzetta, marino mercante en Quequén, que a diferencia de gran parte de la comunidad se reconoce atento a lo que se resolverá en las urnas en pocas semanas y expectante en lo personal porque acaba de ser despedido luego de 22 años de servicio en una empresa.
“Hubo reducción de personal y me tocó a mí”, dijo a LA NACION sobre una realidad laboral que lo tiene complicado pero con un escenario por delante que no lo desanima: “Esta actividad mueve otros números y espero subir pronto a navegar”, dice, frente a un día a día en las calles que reconoce cada vez más difícil.
Más allá de la diversidad de actividades que ofrece esta enorme superficie, apenas superada por la Sexta Sección Electoral que tiene más de 100.000 km2, además del desinterés por lo político, hay otro lugar común presente y palpable más allá de donde se haga escala, muy comparable a lo que se vive en el resto del país: hay algo más que una sensación de un consumo en caída y quejas por costos que aun con la celebrada inflación a la baja pesan, mucho y por igual, así se consulte a productor, industrial, comerciante o proveedor de servicios.
“Estamos trabajando en los traslados de hacienda un 20% más barato que el año pasado después de siete aumentos de gasoil”, apunta Ricardo Tramontini, de Dolores, que tiene una empresa que transporta ganado, también es productor agropecuario y tiene un corralón de artículos rurales. Cita como elemento a favor algunos insumos que bajaron de precio y el reencuentro con herramientas de financiamiento. “Necesitamos que dejen de aumentar el combustible y los peajes”, reclama y, a modo de ejemplo, cuenta que llevar animales desde Tordillo a Buenos Aires implica 110.000 pesos solo por uso de ruta.
Cada rubro es un mundo aparte y en esta inmensidad del centro y sudeste bonaerense hay un poco de todo. Con este universo se empiezan a encontrar los candidatos, que poco a poco inician su recorrido con cientos de kilómetros de aquí para allá, para llevar propuestas pero también a escuchar reclamos.
Montenegro arrancó por Ayacucho, siguió con presentación de un local partidario en Dolores junto a dirigentes libertarios y luego mucha agenda en medios capitalinos y mensajes de fortalecimiento de esta alianza entre PRO y LLA.
Raverta estrenó candidatura en Miramar junto a Axel Kicillof; a comienzos de este mes presentó en sociedad a sus compañeros de lista provincial y municipal con caminata por la costa bonaerense y el viernes volvió a estar a la par del mandatario provincial, esta vez en Santa Clara del Mar.
En esta elección ya ganó la primera batalla: dominó la conformación de la lista para concejales con figuras bien alineadas con el kirchnerismo puro –entre ellos su esposo, el senador provincial Pablo Obeid– y evitó ceder lugares al diputado provincial Gustavo Pulti, parte y referente local del Movimiento Derecho al Futuro que encabeza el gobernador. El exintendente debió recalcular pasos y salir a la cancha electoral como primer candidato a concejal por su Acción Marplatense.
Mar del Plata, el corazón de la sección
No es casual poner el foco político en estas playas. General Pueyrredón, con cabecera en Mar del Plata, definirá gran parte del duelo electoral del próximo 7. El distrito tiene 596.177 electores, casi la mitad del total de la Quinta Sección. Montenegro dominó los dos últimos enfrentamientos con Raverta que primero le significó ser intendente y luego la reelección.
Ya confirmó que el 10 de diciembre dejará el cargo ejecutivo para asumir como legislador y su lugar lo ocupará Agustín Neme, actual concejal y primero en la línea de sucesión. “Nada de testimoniales”, repite y cuestiona a pares peronistas que en varias comunas lideran listas de concejalías que no asumirán.
De los 27 distritos que tiene la Quinta Sección solo dos están considerados “violetas”, mutación del amarillo con el que llegaron al poder desde Pro y entonces amalgamados en Juntos por el cambio. Uno es General Pueyrredón y el otro es Pinamar, conducido ahora por Juan Ibarguren.
“Creemos que la Argentina está atravesando un cambio profundo, que se expresó con fuerza en las urnas”, explica a LA NACION el sucesor de Martín Yeza y confirmó para estas legislativas el armado de una propuesta local que “acompañe ese cambio con identidad propia, gestión, cercanía y experiencia de gobierno”, detalla sobre la alianza lograda también allí con La Libertad Avanza.
El resto de la Quinta Sección se reparte entre 12 jefes comunales que se ponen al frente de la campaña para potenciar resultados del nuevo Fuerza Patria y otros 12 de origen radical que ahora derivaron en la experiencia Somos, también sello debutante en estos comicios. Esos 24 distritos, en conjunto, agrupan el 46% del padrón electoral en la jurisdicción.
La única silueta en el mapa que abre un cuarto color y cierto perfil de independencia es Necochea: Arturo Rojas, jefe de gobierno del distrito, que haces seis años llegó al cargo desde Juntos por el Cambio, enfrentará su tercera elección con Nueva Necochea, fuerza que se define vecinalista y lleva boleta corta, solo con candidatos a Concejo Deliberante y Consejo Escolar.
Del rol que adopte cada intendente dependerá y mucho la suerte de esta cita con las urnas tan particular, por primera vez desdoblada de una elección nacional. Esteban Reino es radical y está al frente del gobierno de Balcarce. También obtuvo el cargo con Juntos por el Cambio y mantiene esa alianza tanto en su gabinete y como en el deliberativo.
Hace unas semanas recibió en su despacho al líder del Pro, Mauricio Macri. “De las rutas 226 y la 55 para acá, pase lo que pase, vamos a terminar la gestión juntos”, asegura el intendente. De los límites del municipio para afuera, remarca, es otra historia: “Para senador los del Pro repartirán la lista de Montenegro y nosotros, los radicales, la de Somos”, aclara a LA NACION.
A la distancia que se percibe en la comunidad con el interés y ganas de ir a votar se suma el humor social de las realidades comunitarias e individuales, impactadas por medidas de dimensión global y otras de alcance muy local.
“El sector agropecuario viene con números complicados”, anticipa a LA NACION el gerente de la Sociedad Rural Argentina de Pila, Hernán Figueroa. El distrito es ganadero y entiende que la rama funciona mejor que la agricultura. “Hay un atraso relacionado con el tipo de cambio”, afirma y reconoce que esperan por el impacto de la baja de retenciones anunciada por el presidente Javier Milei. “¿Qué le pediría a candidatos? No tanta pelea y confrontación, más escucha y oído a las entidades del campo”, afirmó.
Guillermo Goyeneche, productor y presidente de la Cooperativa Agrícola Ganadera de Rauch y con presencia en ocho distritos, destaca que casi 20% de la cosecha de soja se perdió por la abundancia de agua que ahora impide completar la de maíz. “Es un contexto raro, difícil y particular”, dice y advierte que frente a un escenario mejorado con inflación controlada “los productores que no sean prolijos con su manejo van a sufrir las consecuencias”. “Hay que ser eficientes”, recomendó y frente al inminente desfile de candidatos anticipó pedidos vía Coninagro: “Que pongan mucha plata en caminos”, marcó como una prioridad.
El problema es que la obra pública escasea y hasta Vialidad Nacional es historia. La recorrida que hizo LA NACION por buena parte de esta Quinta Sección Electoral permitió encontrar trabajos en rutas y algunos muy importantes, en todos los casos a cargo de la administración bonaerense. Se ven en la 55, más cerca de Balcarce, y de mayor envergadura en la interbalnearia 11, donde avanza a ritmo sostenido y con recursos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otra extensión de doble mano, ahora entre Mar Chiquita y Villa Gesell.
“Tendremos por aquí al gobernador en pocos días para inaugurar un nuevo tramo, desde el Acceso Sur a Mar Azul”, anticipa Gustavo Barrera, intendente de Villa Gesell que estuvo a un chasquido de dedos de acompañar a Raverta en la lista de candidatos a senadores provinciales. Con estos avances agita fuerte la obra pública que Kicillof ha tomado como una de sus banderas y valores diferenciales para enfrentar al modelo libertario en la provincia.
Es también quien anda entre la Casa Rosada y el Congreso pidiendo por un fin de semana largo en octubre que este año desapareció del almanaque. Es fundamental para el turismo y va acompañado por operadores del sector, sin límites geográficos. “Enero nos sorprendió para bien, febrero fue de los peores en 20 años y el invierno es muy complejo, duro, con más establecimientos cerrados”, describe Pedro Marinovic, directivo de la Asociación Hotelera de Pinamar que refleja sensaciones comunes a todo el frente de costa.
Algo más de optimismo viven sus colegas de Tandil, en el otro extremo de la sección electoral. Marcos Ugalde, presidente de la Asociación de Cabañas del distrito. “Somos una isla, un destino muy elegido”, reconoce por un buen nivel de ocupación para el contexto económico. “El tipo de cambio jugó en contra, se viaja más al exterior y el ingreso de ha congelado”, detalló a LA NACION sobre condiciones que han aportado a una merma de visitantes.
Ese contraste entre rendimientos es una constante según sector productivo en que se haga foco. “Este puerto funciona bien con carga de granos y se puso en reactivación este astillero que se puso muy bien, con 150 personas”, cuenta Alberto González, operario del astillero Aloncar de Quequén. Una pincelada positiva de una industria naval que en Mar del Plata sufre la merma de pedidos de construcción de nuevos buques y, para peor, la pesca anda a los gritos por costos que no cierran y conflictividad social en alza, con varios despidos en plantas de procesamiento.
En el extremo norte de la costa bonaerense las lanchas pesqueras entran a puerto de General Lavalle y descargan buena captura, en particular corvina, todo con destino de exportación. “Dependemos del tipo de cambio, necesitaríamos subsidios a combustibles y baja de retenciones, como el campo”, sentencia Ezequiel Trama, miembro de la Comisión Pesquera de Lavalle. Asegura, como otros sectores, que esa menor presión fiscal contribuiría a mejorar rentabilidad y generar más fuentes de trabajo.