Con la cabeza jugando a doble pensamiento, Marcelo Gallardo tiene una parte de sus ideas puestas al servicio del equipo que debe rearmar para lograr al menos anotar dos goles frente a Inter de Milán y así conseguir el pase a octavos, y la otra está enfocada en que se cierre lo antes posible el pase del delantero Maxi Salas, a quien quiere sí o sí en sus planes para la segunda parte del año.
En cuanto al tema del equipo, esta noche se comenzará a definir un once que representa un gran dilema, ya que no estarán disponibles los volantes titulares, suspendidos: Enzo Pérez y Giuliano Galoppo por doble amarilla, y Kevin Castaño, expulsado contra Rayados. Por eso, hay que ver si, además de los cambios de nombres, habrá un cambio de sistema táctico para proteger mejor los espacios en las transiciones del mediocampo.
Para rearmar el medio, Gallardo cuenta con Matías Kranevitter, Rodrigo Aliendro, Nacho Fernández y Santiago Simón, quien ya tiene el alta médica. Otra posibilidad es sumar un central más, como Germán Pezzella, y que los laterales Montiel y Acuña jueguen más altos, conformando un 5-3-2, lo que también le permitiría tener a Maxi Meza más cerca de la creación que de la definición de la jugada.
Para el DT, es un momento inesperado, en el que llega a la última fecha con muchas preocupaciones, producto de las suspensiones y del sistema de clasificación, que lo obliga a convertir al menos dos goles para asegurar su lugar en los octavos de final. Vale destacar que, si hay triple empate —en caso de que Rayados le gane a Urawa—, se define por sistema olímpico, es decir, una tabla entre los tres equipos implicados. Por eso, un empate 0-0 dejaría a River eliminado.
Gallardo palpitó la definición que se viene: “Seamos optimistas”
La historia con Maxi Salas
Gallardo decidió hace más de un mes que quería sumar a Maxi Salas. El jugador, en ese momento —apenas finalizado el Torneo de la Liga Profesional—, comunicó que tenía un acuerdo de palabra con Diego Milito y Racing para salir ante una oferta de 4,5 millones de dólares. De inmediato, River, a pedido del Muñeco, puso ese monto a disposición, creyendo ambas partes que Salas incluso jugaría el Mundial de Clubes.
Lo que no suponía el jugador —y que Gallardo sí intuía— era que Milito le diría que ese acuerdo no incluía la salida al fútbol local. Por eso, el pase no se cerró hace tres semanas, y por eso ahora el tema volvió a la mesa de negociaciones, tras el planteo del jugador de no firmar la renovación de contrato y presionar al club de Avellaneda. En estas horas, se supone que los clubes llegarán a un acuerdo, ya que la diferencia está en el monto final, dado que no se activará la cláusula de salida de 8 millones de dólares.
El Muñeco tomó la decisión de ir por Salas por su fortaleza física y, sobre todo, porque lo ve como la pieza necesaria para que el equipo juegue como más le gusta. Para Gallardo, el principal problema de River no es la falta de gol, sino la imposibilidad de sostener una presión alta que le permita tener la posesión cerca del arco rival.
“Si el equipo logra jugar más tiempo cerca del arco de enfrente, las chances van a llegar y los goles van a llegar solos. El problema no es el gol, es la construcción del gol”, explican desde su entorno para justificar la insistencia por el delantero de Racing.
