25.4 C
Buenos Aires
30 octubre, 2024

Por qué Demichelis no enamora al hincha de River: cambios constantes, aciertos y desaciertos y murmullos que no paran

Puede sonar exagerado -e incluso injusto- criticar al River de Martín Demichelis. Su equipo, con tres títulos, fue el más ganador de la Argentina 2023. Es, para completar el escenario positivo, uno de los protagonistas en este inicio frenético de 2024 con pie y medio dentro de los cuartos de final de la Copa de la Liga y un debut triunfal en la Libertadores luego de la primera victoria como visitante a nivel internacional de su ciclo. De hecho, apenas perdió un partido oficial en el año. Sin embargo, se sabe, los resultados mandan pero las formas importan. Y en las formas asoman las imperfecciones y la desconfianza. Así se, tal vez, se pueda explicar por qué el hincha del club de Núñez no termina de enamorarse del sucesor del ¿irremplazable? Marcelo Gallardo.

Murmuraba el Monumental en la noche del domingo cuando River perdía con el equipo alternativo de Rosario Central. Con razón. El equipo lucía inconexo. Sin rumbo. Sin profundidad. Y con un mediocampo que le dejaba a un dubitativo Nicolás Fonseca la responsabilidad absoluta de la contención. Tenía la pelota, dominaba con su habitual prepotencia, pero no sabía qué hacer con ella. El DT había cambiado el sistema: había mutado del 4-2-3-1 a un 4-3-3. Había armado un equipo que le calzaba perfectamente a la trampa que le había tendido Miguel Ángel Russo con su muletto. Que otra cosa podía hacer que defender y salir de contra.

Claramente, tal como le sucedió varias veces desde que se hizo cargo del equipo -en especial luego de la eliminación temprana en la Libertadores 2023-, Demichelis equivocó el planteo inicial. Tuvo margen para enmendar el error. River cambió su cara radicalmente moviendo el banco de suplentes. Ya en el entretiempo corrigió con los ingresos de Marcelo Herrera por Sebastián Boselli y de Rodrigo Villagra por Fonseca. Ahí tuvo más salida por el lateral derecho y más circulación para abastecer a Claudio Echeverri y Santiago Simón. Y ni qué hablar cuando a los 20 minutos les dio pista a Nacho Fernández y Esequiel Barco. Ocuparon los lugares de Simón y Facundo Colidio, quienes lucieron extremadamente incómodos en sus roles, y cambiaron la ecuación.

Así River acorraló a un Central desgastado y fue cuestión de tiempo para que la derrota se transformara en victoria gracias a las dos apariciones de Miguel Borja, el goleador de la Copa de la Liga que dejó atrás casi un mes de sequía.

La pregunta es cuál es el verdadero Demichelis. ¿El entrenador que planifica deficientemente los partidos antes de que la pelota empiece a rodar o el que es capaz de acomodar las piezas para que el equipo responda a las expectativas que produce tener el mejor plantel del fútbol argentino?

Claramente, el cordobés de Justiniano Posse es un entrenador en construcción. Le falta, todavía, impregnarle una estilo y, sobre todas las cosas, un sistema de juego identitario a River. Tal vez la abundancia de jugadores -entre los de renombre, las incorporaciones y los chicos muy buenos que asoman- lo hace pensar en que puede tener una formación versátil capaz de mutar de acuerdo a las exigencias de cada partido. La gestión es clave. A veces tener mucho es un problema. Por algo Guardiola en Manchester City apela a una rotación de apenas 15 jugadores.

Alivio. El abrazo de Borja y Demichelis. Foto: Marcelo Carroll. Alivio. El abrazo de Borja y Demichelis. Foto: Marcelo Carroll. Los constantes cambios hacen mella en la confianza. Incluso en algunos que suelen ser titulares, pero que partido tras partido ocupan un rol diferente. El caso de Colidio como extremo por la izquierda es buen ejemplo. Ojo, no todo es responsabilidad de Demichelis. Barco y Nacho Fernández pasaron de no sintonizar en la derrota contra Huracán en Parque Patricios a ser los revulsivos esenciales en la remontada ante Rosario Central en el Monumental. Lo contrario ocurrió con el Diablito Echeverri. En la victoria sobre Deportivo Táchira en Venezuela fue clave como recambio. El chico que compró Manchester City no terminó de carburar el domingo.

Tiene tiempo para consolidarse Demichelis. Tiene la base para ser un gran DT. Le sobra materia prima. Pero sabe que no puede vivir de los resultados. River siempre pide más.

Últimas Noticias
NOTICIAS RELACIONADAS