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9 enero, 2025

Se cumple un siglo del primer ascenso de Chacarita Juniors

Este 28 de diciembre se cumple un siglo de una gran fecha para un pedazo grande del fútbol argentino. No será el tercer mundial de la Selección Nacional, ni la Intercontinental de ninguna SAD. Pero tiene su valor y bien vale el recuerdo. Es apenas el primer grito de gloria de Chacarita Juniors, su ascenso a Primera División, que en su accidentado derrotero por las canchas argentinas, no sería el único.

Este, de 1924, del que se cumple un siglo, tiene un sabor único, el de la hazaña. Es que en apenas cinco años, como dice el historiador chacaritense José Tangari se sentaron las bases más importantes de la institución: se refundó, estableció su primera cancha oficial, decidió los colores de su camiseta “color negro con rayas delgadas rojas y blancas”, según publicó el diario Última hora, el sábado 12 de abril, y logró un lugar en el círculo privilegiado.

Del club fundado en 1906, apenas había quedado un sello, algunos nombres y las ganas. El impulso de Nicodemo Perticone, Nicolás Caputo y el grupo de muchachos que venían del Club Atlético Campana refundaron “Chacarita Juniors” en 1919 y desde entonces, hasta el ascenso, el club no paró de crecer.

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En aquel lejano 1924 que evocamos un siglo después, Chacarita sumó a las filas del primer equipo a un hombre que se convertiría en una figura internacional, Don Renato Cesarini. Un italiano criado en Buenos Aires que aprendió todo lo que tenía que saber en la calle y en las canchas de fútbol. Que aún hoy es el jugador que más goles hizo con la camiseta tricolor y que paseó su sabiduría como jugador y técnico por las selecciones de Italia y la Argentina, por su querido Chacarita Juniors, por River Plate (donde fue responsable junto a Carlos Peucelle de la famosa “Máquina”) y la Juventus.

Cesarini se sumó a dos jugadores claves, que ya estaban en el club: el arquero Eduardo Alterio, tío del famoso actor Héctor Alterio y el delantero José Bruno Gaslini, el “lona”, apodo que se ganó por jugar con zapatillas de ese material, como tantos otros jugadores de entonces. Gaslini fue clave en aquel campeonato y fue llamado “el padre de la victoria” por su importancia en aquella conquista. Era el capitán del equipo y se encargaba de dar las indicaciones en la cancha. Era veloz, decidido, “encarador” diríamos hoy y pateaba bien tanto con la pierna derecha, como con la izquierda.Un busto a su memoria fue erigido en las escaleras de la sede de Chacarita Juniors en Teodoro García 3550 hasta que desapareció misteriosamente. Junto con el de Gaslini, había un busto a la memoria de Renato Cesarini, que hoy se conserva en un depósito del club.

La gran campaña de Chacarita Juniors en 1924, no pudo ser registrada completamente. Se clasificó ganador de intermedia, de la Zona Norte. Ganó los primeros siete partidos y mantuvo la valla invicta hasta la séptima fecha, que Bulnes le marcó un gol. El primer punto perdido fue en la fecha octava, ante Sportivo Olivos, con quien empató 2 a 2. No se pudieron registrar todas las formaciones, ni siquiera los resultados de los partidos, y no estamos seguros de que los partidos postergados se hayan disputado, en vista a la ventaja de puntos que había logrado sobre sus competidores. Según hemos podido establecer, se ganaron 20 de 26 partidos, se empataron tres y se habrían perdido los restantes.

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Los otros ganadores de las zonas fueron Gutemberg, Bristo F. C. de Parque Patricios, y Adrogué F. C. Se decidió el ascenso a través de un sistema de disputa de semifinal y final. Después de ganarle la semi por 2 a 1 a Adrogué, en la vieja cancha de Huracán, en Avenida Alcorta y Luna, el 21 de diciembre, el día más glorioso de los primeros tiempos de Chacarita Juniors fue el 28 de diciembre de 1924 cuando venció en la final por el ascenso al club Bristo, (que le había ganado a Gutenberg), en la cancha de Sportivo Barracas, que estaba en la manzana comprendida entre Iriarte, Luzuriaga, Rio Cuarto y Perdriel (hoy ese terreno está atravesado por la calle Río Limay).

El 1 a 0 marcado por Rogelio Pérez a los 43 minutos del segundo tiempo fue el broche de oro para coronar una campaña que llevó a Chacarita Juniors a Primera División por primera vez en sus pocos años de vida. Fue convertido en el arco que daba a la calle Río Cuarto, donde pocos días antes, el 2 de octubre de ese 1924, Cesáreo Onzari, había convertido el primer gol olímpico de la historia del fútbol mundial, en el partido que la selección argentina le ganó a la uruguaya, flamante campeona en los Juegos Olímpicos de París, por 2 a 1. Hacía poco tiempo que se había reformado el reglamento del juego, convalidando esa manera de convertir, que se conoció como “el gol a los olímpicos”, para en adelante simplificarlo acuñando el término “gol olímpico”.

El gol del ascenso de Chacarita Juniros en aquel 1924 fue una jugada habilísima de Rogelio Pérez, cuando dominaba ampliamente Chacarita Juniors. Pérez batió a Camacho con un tiro débil, que dicen, la pelota no terminaba de entrar nunca…

Así formaron los equipos en el partido final

Chacarita (1): Alterio; Loupías y Giachetti; Amicone, Vaccaro y Avancini; Francelli, Cesarini, Gaslini, Pérez y Luz.

Bristo (0): Camacho, Carranza y D’Alessandro, Manzoni, Pascale y Biondo, Mércoli, Moizano, Spinelli, Doce y Madariaga.

Gol: ST 43 Pérez. Arbitro: Muzio. 

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Un siglo después, Chacarita Juniors ha tenido seis ascensos más a Primera División, uno a la Primera B, dos al Nacional B, un título de Campeón Metropolitano de Primera División al ganarle a River Plate por 4 a 1 en la final, un resultado récord hasta ese momento en finales y el orgullo de haber bailado al Bayern Munich multicampeón de Zepp Maier, Franz Bekembaer y Gerd Müller, además de haber regado el fútbol argentino y mundial de grandes jugadores y directores técnicos como el mencionado Cesarini, Ernesto Duchini, Francisco Campana, Mario Rodríguez, Ángel Marcos, Carlos María García Cambón, Carlos Ischia y más acá en el tiempo, Matías Delgado.

El clubcito de barrio, el de la camiseta más linda del mundo, hoy, como en el último medio siglo, pena en el ascenso, tratando de volver a Primera División una vez más. Lejos quedó aquel 1924 en que logró por primera vez su llegada al círculo privilegiado, y también parece que hubiera pasado un siglo desde la última vez que ascendió, en 2017, con los goles de Rodrigo Salinas, las jugadas de Miguel Mellado y Nicolás Oroz, un equipo que dirigido por Walter Gastón Coyette dio cátedra de fútbol.

Pero quién le quita la esperanza al hincha del tablón, que hoy celebra un siglo del primer ascenso y que en la primera fecha del próximo torneo estará alentando a sus representantes en el verde césped desde la tribuna, una aplicación o la tevé, soñando que por fin el equipo juegue, guste y golee, y recupere para siempre el sitio de privilegio que se le viene negando hace tanto tiempo.

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