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9 julio, 2025

Wimbledon: las fallas en el sistema tecnológico que relevó a los jueces de línea generan críticas

Este martes, durante el partido de cuartos de final de Wimbledon entre Taylor Fritz y Karen Khachanov, un desperfecto en el sistema electrónico de decisiones de línea obligó a repetir un punto en el primer game del cuarto set. El incidente reavivó el debate sobre la fiabilidad del dispositivo tecnológico que este año reemplazó de forma definitiva a los jueces de línea humanos en el tradicional certamen británico.

El error técnico se produjo cuando Fritz sacaba con ventaja de 15-0. Tras un breve intercambio de golpes, se escuchó lo que pareció una llamada de “falta” por parte del sistema automatizado. La jueza de silla, Louise Azemar-Engzell, detuvo el juego y, tras una breve deliberación, ordenó “repetir el último punto debido a un mal funcionamiento”.

Según informó el All England Lawn Tennis & Crocquet Club, el sistema interpretó erróneamente un golpe de Fritz como un servicio, ya que un recogepelotas se encontraba cruzando la red al momento del inicio del tanto. Esa confusión provocó que el sistema no reconociera adecuadamente la secuencia de juego. El punto repetido fue ganado por Khachanov, aunque finalmente el estadounidense se impuso por 6-3, 6-4, 1-6 y 7-6 (7-4), y avanzó por primera vez a las semifinales del torneo londinense. Su adversario será el español Carlos Alcaraz, que venció al británico Cameron Norrie por 6-2, 6-3 y 6-3.

El ruso Karen Khachanov y el estadounidense Taylor Fritz se saludan tras el triunfo del segundo; vivieron un momento de desconcierto cuando la tecnología “interpretó” equivocadamente un golpe.Kin Cheung – AP

A pesar de haberse llevado los dos primeros sets, la victoria no fue fácil para Fritz. El ruso, número 17 en el ranking, ganó ocho de los nueve juegos siguientes para llevarse la tercera manga y ponerse un break arriba en el cuarto. Una vez asimilado el susto, el estadounidense no tardó mucho en recomponerse y recuperó el control de su servicio y se impuso en el decisivo tie break.

“Nunca me había pasado que el partido cambiara tan drásticamente cuando me sentía tan en control, jugando bien, sacando bien”, dijo Fritz. “Y de pronto, empecé a fallar sin razón. Me desconecté. Tuve que luchar mucho para volver al juego”.

Fritz ganó su compromiso de cuartos de final y en la próxima etapa se cruzará con el español Carlos Alcaraz, bicampeón y claro favorito.Kin Cheung – AP

La falla tecnológica no fue un hecho aislado. Un día antes, durante el octavo de final entre la rusa Anastasia Pavlyuchenkova y la británica Sonay Kartal, un tiro evidentemente largo de Kartal no fue marcado como “fuera” por el sistema Hawk-Eye, ya que este había sido desactivado por error. “Fue una falla humana”, indicó Sally Bolton, directora ejecutiva del certamen. El hecho ocurrió durante tres puntos del partido y generó críticas tanto del público como de algunos jugadores, que se mostraron reticentes ante la supuesta infalibilidad de la tecnología.

“Creo que es muy injusto que suceda esto en Wimbledon. Uno espera otro nivel”, declaró Pavlyuchenkova tras el encuentro, recogiendo el malestar de varios. Ello, pese a que había ganado, por 7-6 (3) y 6-4, y pasado a los cuartos de final.

Wimbledon, que este año apostó por la automatización total de las decisiones de línea, afronta el primer gran cuestionamiento al sistema. La promesa de precisión milimétrica del Ojo de Halcón parece haber quedado en entredicho ante errores de interpretación, fallas técnicas y omisiones humanas que afectaron el desarrollo de los partidos. La organización, sin embargo, ratificó su compromiso con el uso de tecnología y adelantó que revisará los procedimientos para evitar que estas situaciones se repitan en las instancias decisivas.

Mientras tanto, el debate sigue abierto. Wimbledon, ícono del tenis mundial y emblema del equilibrio entre tradición e innovación, se encuentra ante el desafío de recuperar la confianza en sus decisiones arbitrales.

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