Alejandra tiene 60 años, trabaja desde los 17, pero solo llega a los 20 años de aportes. Aunque siga en actividad hasta los 65 –edad en la que podría solicitar la pensión por adulto mayor (PUAM)– no logrará completar los treinta años que marca la ley, y tampoco comprar la deuda por moratoria. Entonces, y a pesar de contar con 25 años de contribuciones al sistema previsional, podría pedir una pensión, que equivale al 80% de una jubilación mínima. Lo mismo podría hacer, cumpliendo una serie de requisitos, cualquier persona sin ningún año aportado.
El suyo es un caso común. La mayoría de quienes se jubilaron con una moratoria cuentan con una gran cantidad de años aportando al sistema, señaló a PERFIL Eugenio Semino, defensor de la tercera edad. En la defensoría las consultas se multiplicaron después del 23 de marzo, día en que expiró el mecanismo que permitía comprar las cuotas que faltaban en hasta 120 pagos.
“Es un momento de gran incertidumbre. Viene la gente sin saber qué hacer. Lo que está pasando es que muchas personas ‘jubilables’, que suponen tener sus 30 años de aportes, se enteran de que no los tienen. Cuando esto ocurría y faltaban algunos años aportados se compraba la moratoria y se los jubilaba igual. Pero ahora se encuentran con la sorpresa, porque a veces un mismo empleador tiene años sin completar, o hay empresas que no existen más”.
Entre las consultas que reciben en la defensoría, comentó el gerontólogo, hay una gran cantidad de empleados públicos. “Hay muchos a los que están intimando para jubilarse, pero que a su vez no tienen la posibilidad de completar los años. Tienen desfasajes mínimos de aportes”.
En octubre de 2024 el Ministerio de Desregulación aprobó una resolución para exigir a más de 10 mil empleados públicos que inicien los trámites jubilatorios.
Como ejemplo de los casos que atendieron durante estos últimos días, Semino mencionó el de una mujer que tenía una pensión por discapacidad. “Necesitaba un acompañante terapéutico para poder salir del hospital. No pudimos jubilarla porque, si bien tiene 60 años, le faltaban dos meses de aportes”.
Ahora, para acceder a una PUAM, tendrá que esperar hasta los 65 años, lo que el defensor entiende como un aumento, de facto, de la edad jubilatoria de las mujeres.
El efecto en la pobreza
De acuerdo con el último informe del Indec, durante el segundo semestre de 2024 solamente el 16% de las personas mayores de 65 años estaban en situación de pobreza.
“En la vida real son 5 millones de jubilados con 350 mil pesos”, agregó Semino. La medición de la pobreza no considera las necesidades de los jubilados, que tienen un gasto mucho mayor en medicamentos, apuntó. “Hay otros índices en paralelo que tienen que ver con esto y que son más que preocupantes: cayó el 40% el consumo de medicamentos. El gran sector que no consume es el de los jubilados porque no puede comprarlos”.
La situación se agravó tras la incorporación, en diciembre, de nuevos requisitos para acceder a los cinco medicamentos gratuitos de PAMI. “Hay una enorme cantidad de trámites que desde diciembre a hoy no se resuelven. Hay mucha gente que quedó afuera porque cobra $ 20 mil más que lo requerido para solicitarlo, o tiene un auto de menos de nueve años de antigüedad. Cosas que son absurdas, pero que están dejando cada vez a más gente sin medicación”.
A su vez, explicó, el fin de las moratorias tendrá un impacto en la pobreza: la PUAM será, en abril, de $ 228.656. Si a eso se le suma el bono de $ 70.000, el total es de $ 298.656. Eso será lo que cobrarán la mayoría de quienes, de ahora en más, cuenten con hasta 29 años de aportes. La canasta de un jubilado, de acuerdo al cálculo de la defensoría, es de $ 1,2 millón.
La situación afecta particularmente a las mujeres: 9 de cada 10 no llega a cubrir los 30 años de aportes antes de los 65 años.
Sandra tiene 55 años, trabaja desde hace décadas como niñera y empleada doméstica, pero no tiene aportes. “Los únicos aportes que me reconocen son por mis cuatro hijos. Como quedé viuda cobro una pensión. Fui a Anses para hacer la moratoria el año pasado, para poder pagar porque me quedan pocos años, pero me dijeron que no porque cobro una pensión que es un poco más que la mínima. Si quería hacerlo me salía más de $ 5 millones, imposible para mí”.
En su caso tampoco podría acceder a la PUAM. Entre los requisitos están los de ser mayor de 65 años, argentino, naturalizado con 10 años de residencia o extranjero con 20 años en el país, y no cobrar ni tener derecho a ninguna jubilación o pensión de un organismo nacional o de cajas provinciales o municipales, ni seguro de desempleo.
Alejandra, que estuvo empleada en comercios y hoteles que no le hicieron aportes, buscará una solución alternativa a la PUAM: intentará trabajar hasta los 70, edad en la que podría completar los aportes y solicitar un beneficio en Córdoba, su provincia.
El 9 de abril la comisión de Previsión y Seguridad Social de la Cámara de Diputados va a tratar una serie de proyectos que buscan una solución alternativa para las personas que, aun con una gran cantidad de años aportados, no van a poder acceder a una moratoria.