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26 diciembre, 2024

Javier Milei busca un ortodoxo para la motosierra y Wall Street mide a Luis Caputo, sin abrir la billetera

El Banco Central no se cerrará, pero el esquema de poder erigido por Sergio Massa será demolido. La orden de Javier Milei es desmantelar los «ravioles» del Ministerio de Economía. Energía y Transporte pasan al ministerio de Infraestructura, y la secretaría de Comercio será eliminada. Comercio Interior pasaría a Presidencia y Comercio Exterior a Cancillería, bajo el ala de Diana Mondino.

La secretaría de Industria, a su vez, perderá atribuciones y será reformateada como «Competitividad Industrial». El exgerente de General Motors, Federico Ovejero, trabajó en proyectos y armó equipos con el experto fintech Alejandro Cosentino y Javier Cardini, algunos de los cuales podrían reemplazarlo si persisten las «restricciones familiares». «El jefe es Caputo», señalan en su entorno.

Milei oficializó su designación como ministro de Economía el miércoles apenas regresó de Estados Unidos. El «experto» en cuestiones monetarias y mercados financieros, como lo bautizó el presidente electo, trabajó tres meses en un programa para desarmar las Leliqs, contratado por el jefe de gabinete designado, Nicolás Posse, y ya comenzó a desplegar sus hombres en el campo de batalla.

Luis Caputo con Pablo Quirno durante un viaje a Nueva York en 2017. Foto: Adriana GroismanLuis Caputo con Pablo Quirno durante un viaje a Nueva York en 2017. Foto: Adriana GroismanPor estas horas, el que más suena para conducir el Banco Central es Pablo Quirno, un economista graduado en The Wharton School de la Universidad de Pennsylvania, con más de tres décadas de experiencia en el sistema financiero y compañero de ruta fugaz de Caputo en su paso por el Ministerio de Finanzas y también por el Banco Central. «Es muy cercano a Toto», afirma un exfuncionario.

Toto desarmó su consultora

El otro candidato para ocupar esa silla caliente era su socio en la consultora Anker y amigo, Santiago Bausili, pero lo más probable es que lo necesite en algún puesto estratégico en Economía. Igual que Federico Furiase, Martín Vauthier y Felipe Berón. Todos los economistas de Anker se volcaron de lleno a la gestión, a tal punto que la consultora anunció que bajará la persiana.

Milei, Posse y Caputo llevan adelante un reclutamiento contra reloj para ocupar los miles de puestos de las segundas y terceras líneas del equipo económico. Este jueves, se sumó Joaquín Cottani, un exsubsecretario de Financiamiento de Domingo Cavallo hasta 1996 y actual managing director Standard & Poor´s. Se encargará de la secretaría de Política Económica.

Joaquín Cottani. Joaquín Cottani. Cottani y Cavallo son oriundos de San Francisco (Córdoba), integraron el IERAL y dieron clases en la NYU. En 2005, el discípulo del padre de la convertibilidad se instaló en Wall Street y terminó de ganarse la fama de «ortodoxo». Cerca de Macri consideran que es «la mejor incorporación del equipo de Milei». Otros creen que el ministro entrante está formando su equipo con «valientes».

En 2017, desde S&P, Cottani le recomendó a Macri que abandonara el «gradualismo fiscal», con un ajuste de tarifas en energía y transporte. Macri hizo caso, pero en 2019 dio marcha atrás y las congeló. Fernández y Massa segmentaron los subsidios de luz, gas y agua, pero tras la derrota en las PASO suspendieron los aumentos. Ahora, Milei se propone completar la tarea.

En esa línea, anunció que se vendrán «seis meses muy duros» con «estanflación». Se espera un ajuste fiscal de 5 puntos del PBI, una posible devaluación y una inflación mensual que podría llegar al 20%. La consigna ya empezó a calar en el empresariado. «Cuánto más duro, mejor», se mostró optimista el titular de la Bolsa, Adelmo Gabbi, en la convención anual de UIA.

El loco de la motosierra

El problema de Milei es que todavía no encuentran «el loco de la motosierra» que maneje la secretaría de Hacienda, ocupada por Raúl Rigo. El último en recibir una oferta fue el economista jefe de FIEL, Daniel Artana, pero la rechazó, según tres fuentes al tanto de las negociaciones. Aparentemente, se vio más tentado por la propuesta de convertirse en el tesorero de Boca con Macri y Andrés Ibarra.

Con el desplazamiento de Emilio Ocampo del Banco Central, los libertarios «puros» prácticamente fueron corridos de los principales cargos del equipo económico. El economista Héctor Rubini trabajó en la reforma del Estado, pero no está claro si podría ir a Hacienda. «Necesitas alguien de mucha experiencia, un Doctor NO, con fuerza, carácter, que todo el mundo le tenga miedo«, creen cerca de Macri.

Si bien Wall Street recibió con agrado el nombramiento de Caputo, la vacante aún abierta en Hacienda concita atención. Creen que allí anida el corazón del «achicamiento del Estado» y el recorte del déficit fiscal. Los grandes fondos y bancos de inversión ven otros límites: una macro complicada, alto nivel de deuda en dólares y reservas agotadas, con una inflación que podría bordear el 200% a fin de año.

Con ese reducido margen de maniobra, Milei y su ministro presentaron esta semana el plan económico ante la Casa Blanca, el FMI y el Tesoro, el principal accionista del Fondo. La decisión de poner las fichas en Washington es que allí -y no en Nueva York- habría más chances de conseguir unos US$ 3.000 millones del Fondo de Resiliencia del organismo, algo que no está asegurado.

Milei dijo que se conforma con renovar vencimientos de deuda y mantener el acuerdo firmado en 2022. En sus primeros 40 días de gestión, vencen US$ 4.500 millones, el grueso con el Fondo y el resto con bonistas. Dentro de estos últimos, los que manejan inversiones millonarias con alguna tenencia de deuda argentina esperan ver avances antes de abrir la billetera.

Caputo es un extrader conocido entre los «lobos» de Wall Street: negoció la salida de los holdouts en 2016, colocó un bono a 100 años en 2017 y, en plena corrida contra el peso, acordó con fondos extranjeros la venta de bonos en pesos por US$ 3.000 millones en 2018. Pero desde los rascacielos neoyorkinos quieren ver los nombres, programas, el apoyo del Congreso y el acuerdo con el FMI.

Es la condición para una mayor suba de los bonos en dólares -desde las últimas elecciones treparon 11%- y puedan servir como garantía para un eventual préstamo privado desde el exterior (repo). También miran la capacidad de pago: con títulos emitidos desde 5 a 10 años, es imposible saber quién conducirá el país en 2028. Caputo recibió otros mensajes: no quieren que use dólares para rescatar Leliqs.

NE

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