13.2 C
Buenos Aires
4 agosto, 2025

“No acepten locuras”, el rezo del Gobierno ante los supermercados

La disparada del dólar de la semana pasada abrió un escenario de remarcaciones de precios que puso a las empresas en reuniones urgentes para definir montos de los aumentos y al Gobierno de Javier Milei a operar en varios frentes para intentar frenar las subas y que no afecten a la inflación. “No acepten locuras”, fue la recomendación que salió desde la Secretaría de Comercio que conduce Pablo Lavigne, hacia supermercados y autoservicios. Casi una aceptación del fracaso del culto al ejercicio del libre mercado que, como en otros gobiernos, terminó pulseando y obligando al Gobierno de turno a ponerse de rodillas a rogar que no haya aumentos. 

Según supo Página I12, el ministro de Economía, Luis Caputo, está tratando de que el 14 por ciento de devaluación pase a precios lo menos posibles y tiene un número mágico: “no más de 4 o 5 por ciento”, explicó en diferentes conversaciones. La cifra, si bien es hasta tres veces mayor a la inflación mensual, es un intermedio entre el 3 y el 9 por ciento de aumento que tienen computadas las listas que los fabricantes de alimentos y bebidas enviaron a los comercios. 

La situación de tensión en los precios reaviva la polémica histórica entre los fabricantes de canasta básica y los comercios sobre el peso en la formación de valor final. Y pone al Gobierno en una situación inédita. Por un lado, en los despachos oficiales están obsesionados con apuntar como relevante la teoría de Carl Menger, economista austríaco que predica que si los precios suben la gente no compra, ergo, se regulan sólos los aumentos. Esto tiene dos problemas: el primero, que eso no es hacer política económica; lo segundo, y más grave, que el mismo Milei admite que si no fuera por la recesión de los ingresos y ventas, los precios subirían por mayor y demanda y el Gobierno no estaría en condiciones de capear esa disparada. 

El problema para el Gobierno es que debe evitar como sea que Alimentos, que es el rubro que más peso tiene en el Índice de Precios al Consumidor (INDEC) y que hasta ahora venía aumentando marginalmente, pegue un salto mayor a los números de inflación que se venían dando hasta hoy. Es decir, aún habilitando listas con aumentos de 4 o 5 por ciento, eso será suficiente para que en agosto haya una inflación más cercana a los 3 puntos, recalentando de cara a las elecciones legislativas. 

Supermercados versus fabricantes

Los supermercados, naturalmente, están con ventas cayendo arriba del 5 por ciento y, si fuera por ellos, no aplicarían aumentos que compliquen aún más la oferta. Algunos, los más rebeldes, ya hablan de importar más productos como medio para tratar de combatir a los proveedores. Pero eso se puede hacer en temas puntuales, y no con las grandes empresas. Hoy, del total de ventas de los supermercados, sólo el 9 por ciento son productos importados, y esto contabilizando los productos textiles y de electrónica

En la otra esquina, por la tarde, en la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL), hubo una reunión grande en la que se trataron los temas. La entidad que conduce Carla Bonito, que en breve cumplirá 50 años, está en una interna feroz en la que Arcor busca recuperar protagonismo para que la cámara vuelva a ser un polo de lobby. “Hoy, decide cada uno de ustedes, por separado”, se contó en el convite, donde cada empresa analizar si sube o no los precios. Hay algunos, de hecho, que no quieren quedar escrachados ahora, le cumplirán circunstancialmente el sueño al Gobierno y, cuando nadie mire, aplicarán las subas que hoy van a evitar. 

Los números que se manejan

El otro frente de conflicto es la situación de los molinos harineros. La Federación de Molineros que conduce Diego Cifarelli advierte que en julio, la tonelada de harina subió su precio de 230 mil pesos a 274 mil pesos. Las empresas del sector estiman que harán un traspaso, pero menor al 17 por ciento del alza mayorista. Aducen que van varios meses sin mejorar los precios

Este diario fue el primero, el fin de semana, en dar cuenta de cuáles son los números de listas con subas que prepararon las empresas y les hicieron llegar a los comercios. En nombres propios, Arcor avisó incrementos de entre 3 y 5 por ciento; Mondelez, la ex Kraft, subirá los precios en toda su gama entre 7 y 9 por ciento, dependiendo el producto. La multinacional Unilever, por su parte, pasó una lista con ajustes del 8 por ciento; mientras que Colgate lo hizo por hasta 7 por ciento.

Softys, la empresa que fabrica papeles Elite, pañales Babysec y protectores diarios Ladysoft, aumentará el 7 por ciento. Por su parte, el gigante lácteo Mastellone, de la marca La Serenísima, pasó un 4 por ciento para toda la gama de productos. Otra de las empresas grandes de alimentos, lácteos y bebidas, la francesa Danone, dispara los productos 3,5 por ciento en góndola.

En el caso de las aceiteras, tanto Aceitera General Deheza (AGD) como Cañuelas aumentarán 5 por ciento; mientras que SC Johson, la multinacional estadounidense, avisó que modificará un 7 por ciento sus valores. En los comercios barriales, además, habrá subas de hasta 8 por ciento en cigarrillos y se esperan trepadas en harinas, galletitas y panificados. 

Últimas Noticias
NOTICIAS RELACIONADAS