– ¿Qué análisis hace de estos cinco meses del gobierno de Milei?
– Es un gobierno que, en contraste con el de Alberto Fernández, demostró que los presidentes tienen poder, más de lo que pensamos y están dispuestos a usarlo, lo que le permite instalar agenda. Milei instaló algunos temas en los que estoy de acuerdo. En la Argentina es imprescindible reordenar las cuentas y tener un Estado más efectivo y más eficaz, porque las dos cosas en conjunto son lo que pueden hacer que baje la inflación de manera más sustentable.
– ¿Y cuál es el déficit?
– Hay puntos débiles en materia económica. La manera en que eligió hacer ese ordenamiento de las cuentas muestra mucha falta de empatía. Hay una caída muy abrupta de los ingresos, de las jubilaciones, del salario y de los ahorros. Además, veo una impronta del debate público con un nivel de agresión muy alto y una despreocupación por el impacto en la clase media a la que le subieron los impuestos, las tarifas de gas y electricidad, el transporte, la prepaga y el colegio. A eso se agrega la caída abrupta de la actividad económica, tanto en la industria como en el comercio.
– ¿Cómo describe a Milei? ¿Se lo puede definir como un líder?
– Está claro que es un presidente que está liderando un espacio. Es un presidente exagerado, extremo en casi todas sus visiones, al punto tal que se asume como el único de los economistas que tiene la verdad y considera que todos los demás están equivocados. Primero se autodefinió como un anarcocapitalista, pero después como un minarquista, es decir, que sólo quiere que el Estado dé seguridad y justicia. Es extremo en su visión del mundo y se ve cuando describe otros países o los líderes de otros países.
¿Cuánto puede incidir en el futuro de la Argentina la crisis diplomática con España?
No está claro. Lo que sí es claro es que es una crisis gratuita e innecesaria. Como las tantas otras que generó Milei: Brasil, China, Chile, Colombia, México o el malestar en la administración actual de Estados Unidos por ir a apoyar a Trump. Lo mejor es que siga siendo una anécdota pero la buena voluntad de otros se transforma en importante cuando uno tiene problemas. La afinidad que Macri logró con muchos mandatarios en todo el proceso del G20 terminó siendo importante cuando su gobierno fue a buscar ayuda financiera internacional urgente.
– También mantiene una constante ofensiva contra el Congreso.
– Milei eligió un enemigo para explicar qué cosas no funcionan en la Argentina y es la política. Es cierto que en la Argentina no funcionamos bien desde hace mucho tiempo, sino no tendríamos una decadencia relativa con respecto a otros países. La pregunta es si eso es bueno para reconstruir un debate acerca de las cosas que tenemos que cambiar y ahí soy más escéptico.
¿Qué le generó el show de Milei en el Luna Park?
Solo estupor por lo fuera de contexto. Estamos en medio de una recesión sólo comparable a 2002 en su profundidad. Y el presidente elige celebrar.
– Respecto de la Ley Bases y el paquete fiscal, ¿qué aspectos le generan más incertidumbre?
– Estamos legislando muy para adelante, dando certidumbre jurídica por 30 años y en otros por 15 años. En los dos casos hay una desconexión con lo que está pasando con la realidad. En la Ley Bases, si es una ley fundante, no veo que haya nada sobre la educación. Propusimos una actualización de los gastos de funcionamiento de las universidades, pero el Gobierno no sé si tiene la voluntad para incorporarlo. Una recomposición de las jubilaciones. Además, hay miles de obras paradas en la Argentina, algunas tienen un grado de avance muy alto y dejarlas caer es más costoso para el Estado que terminarlas. Pedimos la eliminación de las jubilaciones de privilegio, darle esencialidad a la educación y una reforma laboral.
– ¿Qué valor tienen estas leyes?
– Conceptualmente tienen muy poco para la enorme mayoría de los argentinos. La clase media tiene un aumento de impuestos con la restitución del impuesto a las Ganancias. Y tiene mucho para los sectores más ricos porque van a poder pagar un quinto de lo que pagaban antes, van a congelar su situación patrimonial por 15 años. Van a hacer un blanqueo para los que nunca pagaron en la Argentina que es el más generoso de la historia. Las grandes inversiones son bienvenidas, pero desproteger a nuestro entramado industrial diciendo que pueden importar, perjudica a todas las Pymes que ya están en capacidad de proveer a esas grandes empresas. Esta ley es sumamente ideológica porque dice que a partir de ahora no podés decir que nada es gratuito, cuando en otro en otro artículo de la ley dice que determinados trámites van a ser gratuitos. No es bueno decir que nunca podrás usar la palabra gratuito porque en una campaña de vacunación lo ideal es que digas que es gratuita.
– Se muestra crítico con una ley que el radicalismo avaló en Diputados.
– No sé cuánto contacto hubo entre Diputados y Senado. Quizá hay una excesiva confianza en la bicameralidad. Recordemos que esta ley arrancó con 650 artículos y quedaron 225. Llegó con cosas como que tres personas en la calle no se podían reunir. Creo que los diputados hicieron un trabajo de limpiar 400 artículos y mejorar los 225 que vinieron en una ley y los ciento y pico en la otra. Lo que quedó me sigue pareciendo injusto.
– ¿Por qué tanta polémica con el RIGI?
– Tiene varios condimentos. Las empresas que van a ser beneficiarias del RIGI, en las conversaciones que he tenido, dicen que no pidieron tanto y no necesitan tanto. Argentina está pagando de más para traer inversiones. Es una pérdida de impuestos. Era importante que el RIGI incorpore a miles de Pymes que ya proveen a la industria hidrocarburífera, a la industria energética en general y a las mineras.
– ¿Y el blanqueo?
– El que blanqueó antes no debería poder volver a blanquear porque sino quiere decir que no pagás impuestos. Si vos tenías la plata fuera y no la declaraste, cuando la declares no te voy a tratar igual para los bienes personales, no te voy a dar estabilidad por 15 años. Al que estuvo acá pagando tasas altísimas que le puso el kirchnerismo, está bien que le puedan bajar la tasa y que le den estabilidad. Eso si queremos construir un mejor Estado que sea más justo y donde no haya privilegios. Proponemos que no puedan acceder funcionarios de los últimos 10 años, hoy está en cinco; que no puedan blanquear quienes son beneficiarios o administran planes sociales. En la ley se prohíbe a funcionarios pero no a sociedades que integran funcionarios, para nosotros tampoco podrían entrar sociedades de funcionarios.
– Pero el Gobierno no cree en el Estado.
– Pero usa el Estado. Se apoyó en el sector privado para redactar la ley y la trajo al Congreso. Está usando al Estado para crear un régimen de incentivo a las grandes inversiones que es excesivamente generoso y lo pagamos todos los argentinos y no va a traer ni transferencia tecnológica, ni va a arrastrar al entramado productivo. Favorece a los que no pagaron impuestos, para darle estabilidad fiscal a los que no pagaron impuestos, a los que se fueron a vivir al exterior para no pagar impuestos por 15 años.
– ¿Cuáles son las diferencias que tiene con la ley aprobada en Diputados?
– El Gobierno ya reconoce que las leyes tienen problemas de redacción y técnicos. Hay artículos que otorgan privilegios a las grandes inversiones. Supongamos que dentro de 15 años, en un lugar, un insumo se transforma en extremadamente crítico, como el agua. La ley dice que va a tener prioridad el que hizo la gran inversión versus la población. Hay cuestionamientos al impuestos a las Ganancias, que fueron marcados por el senador Pablo Blanco y que el Gobierno admitió que había un error. En el paquete fiscal, la senadora Tagliaferri le preguntó si con eso podían blanquear testaferros en la Argentina. Y la respuesta fue, sí.
-Si hubiera sido asesor de Milei, ¿qué consejo le hubiera dado sobre la ley?
– Cuando vienen las cosas al Senado, pienso qué tratamiento le debería dar si fuera un senador de otro país. Pero la ley es tan abarcativa que habría que discutirla por separado. Modifica todo el procedimiento administrativo, toda una delegación de poderes para que el presidente, que no cree en el Estado, decida el futuro de distintos organismos que hace mucho que están en la Argentina, como el Banco Nacional de Datos Genéticos, organismos del sistema científico tecnológico, culturales. Hay un régimen de grandes inversiones, una moratoria, un blanqueo, que ameritan debatirlos en profundidad. Hay una modificación del impuesto a las Ganancias y previsionales. También tiene reforma laboral, toda una nueva regulación del sector del gas y el petróleo y privatizaciones.
– Está claro que si no mandaba todo en paquete era difícil conseguir las mayorías.
– Si, es cierto que fue una estrategia del Gobierno, mandar un DNU y un paquete de 600 leyes, y modificar un montón del andamiaje jurídico y organizativo. Pero la verdad es que la calidad del debate y de las leyes cuando se hacen así es peor. En cosas tan grandes se esconden lo que a veces en inglés se dice «píldoras venenosas», porque en entramados muy grandes no se perciben y una vez que la tragaste tiene un efecto que no preveías. En la ley de procedimientos administrativos hay algo que se llama silencio positivo, que quiere decir que si vos haces un trámite y no te contestan, está tácitamente aprobado. Entre esas cosas está la autorización para la portación de arma de guerra. El silencio positivo, si no está bien organizado, da lugar a la corrupción. Es más fácil para un funcionario no contestar que tener que poner un gancho y decir sí.
– ¿Cuánto tiempo puede llevar este debate?
– Un paquete así debería ser debatido más tiempo, pero muchos de nosotros estamos trabajando contra reloj. Creo que es posible que haya dictamen la semana que viene, en virtud de lo que conteste el Gobierno.
¿Qué pasa si no atienden a las modificaciones que pidió a la Ley Bases?
Son puntos importantes que, en mi opinión, ambas leyes deberían incluir en algunos casos o modificar en otros. Sigo trabajando para que eso ocurra.
– Respecto del radicalismo, ¿cuál es la situación interna?
– El radicalismo es un partido extremadamente democrático. Tiene una vida democrática muy profunda, con lo cual hay mucho debate interno.
– Pero, ¿cómo está la relación con los gobernadores, siendo usted el jefe del partido?
– Tengo diálogo con todos los gobernadores. Algunos con los que tengo amistad, como es el caso de Maxi Pullaro, que además hay mucha admiración por lo que está haciendo. Pero el radicalismo tiene muy buenos gobernadores y tiene 500 intendentes.
– ¿Cuál es el panorama hacia futuro?
– La Argentina es un país con diferencias geográficas, entonces la realidad en cada provincia es distinta a nivel local. A nivel nacional, veo un espacio integrado por La Libertad Avanza con el PRO, que está cada vez más explícito. Veo otro espacio, que es el kirchnerismo, que es el pasado al cual no queremos volver. Y hay que construir algo en el centro.
– ¿Seguirá compitiendo en la Ciudad o buscará algún cargo nacional?
– Soy el presidente de un partido que atraviesa 3 siglos, que es el más antiguo de Latinoamérica y es una responsabilidad de construcción nacional, después cada uno se referencia en un distrito. Soy de la ciudad de Buenos Aires, me he preparado para ser gobierno pero estoy trabajando en que exista una concepción diferente.
– ¿Qué diferencias hay entre Milei y Cristina?
– Milei y Cristina Kirchner representan extremos que al final se tocan. Ninguna de esas visiones generan una sociedad más dinámica y más justa para todos. Diría que se parecen un montón, son dos concepciones anticuadas de la economía, una setentista y otra, que a pesar de que él hace referencia al fin del siglo 19, creo que es una concepción previa a las grandes presidencias de ese siglo. Milei tiene una visión que no se llevó a cabo en ningún país del mundo. Los dos tienen una visión anticuada y quieren imponer su visión por la fuerza, tienen componentes autoritarios. Los dos están entroncados en que tienen un grupo de capitalistas amigo. Además, estatizar mal y privatizar mal es lo mismo. Uno termina con un juicio de 16.000 millones de dólares como el de YPF y el otro con la empresa vaciada. Por último, ninguno de los dos respeta los fallos de la Corte. Por ejemplo la sentencia que dice que tienen que devolverle los fondos a los porteños no se cumplió.
– ¿Le incomoda haber quedado con el antecedente de haber sido parte de un gobierno de Cristina?
-Fui parte de los dos últimos gobiernos. Conozco los dos de adentro. Con los dos tuve discrepancias porque creo en el centro, no creo en ningún extremo. Conozco varios de los defectos del macrismo y conozco varios de los defectos del cristinismo.
– ¿Y cómo se maneja esa situación?
– Quiero estar en el medio de las dos cosas, no quiero estar en ningún extremo.
-¿Y cómo enfrenta aquellos momentos en los que tiene que votar con el kirchnerismo?
– Lo dije con el DNU, yo voto las cosas porque están bien o están mal, sin importar quién las traiga y sin importar quién vota al lado mío.
Martín Lousteau y su visión del macrismo. Foto: Guillermo Rodriguez Adami
La critica al macrismo: «No veo que el PRO tenga una mirada distinta que la que tiene el Gobierno»
Martín Lousteau fue canciller durante el gobierno de Mauricio Macri y evita dar opiniones fuertes sobre el fundador del PRO aunque deja algunos mensajes entrelíneas. Por ejemplo cuando le preguntan sobre cuál es la diferencia entre Cristina Kirchner, Macri y Milei responde:»Miran la Argentina desde un prisma distinto cada uno. Pero los tres tienen una visión que no es una visión del siglo XXI».
Atrás parece haber quedado aquella definición en la que culpó al ex presidente de haber sido el responsable de la desaparición de Juntos por el Cambio, aunque en el andamiaje legislativo ya se venía gestando esta fractura incluso antes de las elecciones presidenciales del año pasado, cuando en cada votación radicales y macristas votaban de manera diferente. Pero es obvio que Macri le dio un gran empujo cuando instó al núcleo duro del PRO a trabajar por la candidatura de Milei en el balotaje y finalmente levantó la mano del libertario en el triunfo sobre Sergio Massa.
Cuando a Lousteau se le pregunta sobre el regreso de Macri a la presidencia del PRO, el senador evita dar una respuesta y sólo dice: «Es una decisión de otro partido». Pero cuando analiza la sociedad conformada entre el macrismo y los libertarios no se contiene.
«No veo que el PRO esté teniendo una mirada distinta de cara a la sociedad que la que tiene el Gobierno. No sé dónde se diferencia, no sé qué quiso corregir de la Ley Bases, con la excepción de Guadalupe Tagliaferri que hizo un gran trabajo con la ley y en la comisión», arranca el jefe del radicalismo a partir del análisis coyuntural.
Pero no se queda ahí. «Lo que si veo son cosas que me llaman mucho la atención, por ejemplo, el PRO criticando las moratorias previsionales, pero las votaron todas. Yo no las voté, pero ellos las votaron, y ahora critican las moratorias previsionales».
Además, el senador radical apunta: «Me llama la atención cuando después de criticar la pérdida de poder adquisitivo con la fórmula que puso el kirchnerismo de las jubilaciones, ahora el PRO proponga que le van a devolver a los jubilados lo que perdieron por inflación a principios de año en 12 cuotas. Me llama la atención, me parece que es abjurar de cosas que se suponía que defendían».
Y no termina ahí: «Me llama la atención que hablen de la importancia del estado de derecho, la seguridad jurídica, pero avalen un DNU que es inconstitucional a todas luces, o que voten una ley, como la Ley Bases, que en un momento dice que el Gobierno puede romper todos los contratos. Todos los contratos de provisión de servicios, de obras públicas, todos».
Sobre este punto, Lousteau marca «las contradicciones» que existen en el macrismo a partir del apoyo a la propuesta del Gobierno. «Le van a dar seguridad jurídica a los que vengan a invertir, pero a los que ya invirtieron les están diciendo que no la tienen. Entonces me parece que hay grandes contradicciones ahí».
Un párrafo aparte merece su opinión sobre la gestión de Jorge Macri en la ciudad de Buenos Aires. «Claramente no veo que la agenda del jefe de Gobierno esté en sintonía con las prioridades que nosotros señalamos en la campaña. No creo que haya levantado la mirada para ver aquellas cosas que no estaban bien en la ciudad y que están cada vez peor».
Para completar remarcó que en el Gobierno porteño «hay una dosis de insensibilidad en cómo está mirando la situación social en la Ciudad».
Martín Lousteau de ex ministro de Cristina Kirchner a jefe del radicalismo. Foto: Guillermo Rodríguez Adami.
Itinerario
Martín Lousteau es de sagitario, nació el Día de la Virgen, el 8 de diciembre de 1970, en Buenos Aires. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, se licenció en Economía en la Universidad de San Andrés, e hizo el «Master of Science in Economics» en la London School of Economics and Political Science. Fue profesor de tenis y enviado especial a Pakistán para una revista luego del atentado a las Torres Gemelas.
Es el ministro de Economía más joven de la historia argentina al asumir el cargo en diciembre de 2007, con 37 años, durante el gobierno de Cristina Kirchner. Quedó marcado por el conflicto con el campo por la 125 que establecía un nuevo esquema de retenciones móviles a la exportación, que lo obligó a renunciar a fines de abril de 2008.
Previamente había sido asesor del Banco Central, pero en sus inicios se desempeñó como ministro de la Producción y como Jefe de Gabinete de la Provincia de Buenos Aires durante la gestión de Felipe Solá. Además de haber encabezado el directorio del Banco Provincia y del Grupo BAPRO.
En 2013 fue elegido diputado nacional por el frente UNEN, que en la ciudad de Buenos Aires formó junto a radicales y la Coalición Cívica de Elisa Carrió. En 2015 se presentó como candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad por el frente ECO.
Fue designado embajador en Estados Unidos durante el gobierno de Mauricio Macri y dos años después, en 2017, regresó a Diputados ya por Evolución, un espacio que fundó junto a representantes de la UCR. En 2019 fue electo senador por la Ciudad de Buenos Aires dentro de la coalición Juntos por el Cambio. Lousteau también es presidente del Comité Nacional de la UCR desde diciembre del año pasado.
Al toque
Un proyecto: construir un centro político que nos aleje de extremos que no llevan a ningún lado.
Un desafío: escucharnos mejor en tiempos de vorágine, ansiedad y agresividad.
Un líder: Raúl Alfonsín, el último gran hombre de Argentina.
Un prócer: Justo José de Urquiza.
Un sueño: que los jóvenes vuelvan a ver a nuestro país cómo la tierra de su futuro.
Un recuerdo: Cuando me dieron a Gaspar recién nacido en brazos o ir de chico a buscar estampillas (coleccionaba las de fútbol) al Parque Rivadavia.
Una sociedad que admire: los países escandinavos, que construyeron prosperidad e igualdad desde muy poco.
Una comida: las buenas empanadas.
Una bebida: vino.
Un placer: Ver reír y reírme con Gaspar.
Un libro: «La mente de los justos, de Jonathan Haidt”
Una película: Brazil y Blade Runner, siempre. Y Her porque me parece cada vez más actual.
Una serie: Los Soprano. Y la primera temporada de Muneca Rusa.