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Buenos Aires
31 octubre, 2024

Dengue: ya tiene fecha la primera «ola subpolar» del otoño que puede frenar a los mosquitos

La gran duda a esta altura de la epidemia récord de dengue es qué llegará primero, si la ola de frío o el repelente. La primera respuesta es que probablemente el clima resienta el negocio de estos productos justo en el momento en que, finalmente -tal vez cuando nadie los necesite- estén disponibles en la góndola. Cuestiones de la oferta y la demanda que no siempre confluyen en un vértice de felicidad.

Efectivamente, esta epidemia no sólo quedará en la historia por su dimensión, sino también por la imprevisión. El recuerdo inmediato es la falta de barbijos o de alcohol en gel en plena pandemia de Covid -y los inventos caseros comparables con los cuasi repelentes que ante la escasez hoy se intenta ensayar-, pero por entonces sí todo era sorpresivo.

Esta vez, en cambio, con toda la información y antecedentes al alcance de la mano, la sorpresa parece pura ingenuidad impostada, como dudosa coartada de aquellos que con responsabilidad ejecutiva están obligados a dar respuestas.

Para contrapesar la displicencia estatal y empresaria está, por suerte, el maltrecho aunque metódico clima, que pese a algún que otro capricho circunstancial, al cabo dignifica. Esta vez, con el inminente favor de un vuelco climático, que hará bajar de forma sostenida la aguja del termómetro. No obstante, el cambio será transitorio, ya que se espera que de cara al invierno todavía deparen algunos periodos cálidos en los que los mosquitos puedan seguir reproduciéndose a sus anchas y llevando sangre para su molino.

Lo concreto es que lo que un experto meteorólogo definió como “la primera ola subpolar del otoño” está a la vuelta de la esquina, prevista para mediados de la semana próxima. Más precisamente, para el miércoles 10 de abril. ¿Qué es una ola subpolar? “Es aire frío que proviene de latitudes cercanas al círculo polar, pero no del Polo. Es decir que no va a haber heladas”, explicó a Clarín Marcelo Madelón, licenciado en Medio Ambiente.

El mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, no sobrevive a una seguidilla de días fríos. Foto: APEl mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, no sobrevive a una seguidilla de días fríos. Foto: AP¿Qué significa eso en términos de temperatura? “En la Ciudad de Buenos Aires se esperan mínimas de 12 grados y máximas de 17”, agregó Madelón. Es decir, días fríos de poca amplitud térmica y por debajo de un número mágico: el 20.

Esa cifra, o mejor dicho todo lo que suceda por debajo de ella, es auspiciosa en términos epidemiológicos. Una de las ventajas que propicia es que el ciclo de desarrollo de los futuros mosquitos demorará más en efectivizarse. La otra ventaja, que actúa como segunda mandíbula de una virtual pinza, es que el poder de los mosquitos que ya son adultos se verá reducido.

“Lo más probable es que esa temperatura los aplaque”, señaló Madelón. Aunque advirtió que dicho vergel atmosférico sería en principio pasajero, porque luego se prevé que las temperaturas vuelvan a subir. “Los valores subpolares se mantendrán a lo largo de 4 o 5 días”, completó Madelón.

El aire frío con origen en el extremo sur de América -que a diferencia de los últimos días significará no sólo mínimas más bien bajas sino también máximas menores-, será de alguna manera el primer golpe para los cada vez más empoderados Aedes aegypti.

dengue Pero para el golpe definitivo, que abra seguramente un paréntesis sanitario en el AMBA hasta la próxima temporada de dengue, habrá que esperar todavía un poco más, previsiblemente hasta las proximidades del invierno. Esto es, cuando el clima entre fresco y frío se vuelva definitivamente un patrón.

De modo que los vendedores de repelente tendrán su revancha en caso de que consigan conformar un stock más o menos respetable. ¿Cuando sucedería eso? Según dijo hace dos días el ministro de Salud, Mario Russo, “en dos semanas”. Amén de que este jueves la ANMAT agilizó transitoriamente la importación del producto terminado, y eso podría llegar a mejorar el abastecimiento durante la crisis.

Más allá del “manotazo de ahogado” de la exención de las barreras sanitarias para la importación en pleno brote, en el entorno de Russo confiaron en que las buenas noticias sobre la disponibilidad local de repelente en realidad podría ocurrir antes de los 15 días señalados por el funcionario: “De alguna manera, el ministro puso ese horizonte para no generar falsas expectativas, pero desde la industria nos dicen que este fin de semana las entregas podrían empezar a normalizarse”.

PS

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