Era el escenario ideal y en el Inter lo sabían. En un derbi, con su gran rival enfrente, en su estadio (aunque fuera actuando como visitante)… Todos los ingredientes apuntaban a una gran fiesta del conjunto de Simone Inzaghi. Como lleva haciendo durante meses, el equipo neroazzurro no falló y conquistó, con solvencia, su 20ª Serie A.
Desde el inicio del encuentro se vio a un Inter con las ideas muy claras y dominador. El Milan trató de hacer una táctica espejo, cerrando con 3 centrales y dejando los carriles a Musah y Theo Hernández, que se emparejaban directamente con los carrileros rivales. Rafael Leao se quedó como referencia arriba, con Giroud esperando en el banquillo.
Tras unos minutos de tanteo, Acerbi logró abrir el marcador antes de llegar al minuto 20, cabeceando de manera contundente un córner que había peinado al primer palo Pavard. El tanto fue un golpe psicológico para el Milan y el Inter estuvo a punto de aprovechar el ‘momentum’.
Lautaro tuvo la oportunidad de ampliar distancias, pero no puso bien el interior al recibir un balón en el área pequeña cuando Maignan ya estaba vencido. El remate defectuoso del argentino pudo sentenciar el encuentro, al igual que el de Marcus Thuram unos minutos más tarde, que cruzó demasiado su remate desde dentro del área grande tras un buen pase de Barella.
El Milan apenas amenazaba a excepción de alguna individualidad de Leao, pero fue un defensa como Calabria el que tuvo la opción más clara de la primera parte para los locales, con un remate pegado al palo que obligó a Sommer a exhibirse mostrando unos reflejos extraordinarios.
La guinda al partidazo de Thuram
No iba a perdonar el Inter a los pocos minutos de empezar la segunda parte. Marcus Thuram lanzó su enésimo desmarque y, tras una jugada individual, conectó un remate seco y raso desde la frontal para sentenciar el partido.
El empuje del Milan terminó encontrando premio con un tanto de Tomori de cabeza en la recta final, antes de que la tensión llegara al extremo con las expulsiones de Theo, Dumfries y Calabria. Nada pudo evitar que el Inter celebrara su vigésima Serie A ante su máximo rival. Un título merecidísimo y ganado con una superioridad apabullante.