El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) había anticipado que el último tramo de este otoño iba a ser más frío de lo habitual. Las cifras de estos días y las que vienen así lo ratifican. Cuando aún resta casi un mes para la llegada real del invierno, las temperaturas se han vuelto más invernales que otoñales. Y todavía el termómetro no tocó el piso anunciado.
Este jueves nevó en las sierras de Córdoba y las de San Luis, y si bien modelos meteorológicos habían anticipado la posibilidad de caída de algunos copos de nieve en la costa bonaerense, dicho fenómeno atípico no había sucedido hasta el cierre de esta nota. Mientras tanto, en el SMN hacen cuentas para evaluar si este mes de mayo puede llegar a convertirse en el más frío del que se tenga registro.
Los valores hasta ahora indican que ese potencial escenario récord podría ocurrir, teniendo en cuenta que las “anomalías” (diferencias de temperaturas promedio con respecto a las marcas históricas) parecen ser mayores en este mayo que en la serie de los mayos históricos más fríos.
La marca del mayo más helado le pertenece hasta ahora al año 2007, preámbulo de lo que luego ocurriría en la Ciudad de Buenos Aires dos meses más tarde, con la caída de nieve aquel histórico 9 de julio. Luego, en orden de frialdad, le siguen los mayos de 1988, 1987, 2004, 1971, 2016, 2022 y 1965. La mayor anomalía hasta ahora (la de 2007) fue de 2,31 grados por debajo de lo normal. Ahora hay chances de que esa desviación sea superada.
La pregunta es por qué el frío polar se adelantó este año. Clarín consultó al licenciado en Medio Ambiente y meteorólogo Marcelo Madelón: “En medio del calentamiento global se nos adelantó el frío”, aseveró el experto en tono paradojal. Y agregó: “Muchos ingresos de aire polar desplazaron al tropical e impidieron que ingresara nuevamente desde el norte aire más cálido”.
Marcelo Madelón, meteorólogo y licenciado en Medio Ambiente: «El aire polar desplazó al tropical».Este fenómeno está vinculado a la catástrofe climática que provocó la reciente inundación histórica en Puerto Alegre y otras zonas del sur de Brasil, con un saldo superior a 150 muertos y dos millones de afectados. Madelón explicó: “Hubo un frente estacionario que dividió las dos masas de aire. Hacia el sur el aire frío y hacia el norte el caliente. Ese frente estacionario estuvo mucho tiempo oscilando en el sur de Brasil, donde produjo las inundaciones que todos conocemos”.
-¿Ese frente estacionario fue el que funcionó como una barrera para el paso del aire tropical hacia el sur?
-No, lo que no dejó ingresar el aire desde el norte fueron centros de alta presión, que ingresaron con aire polar desde el Pacífico sur y al instalarse frente a las costas patagónicas impidieron la rotación del viento al norte. El frente que separaba ambas masas de aire quedó mucho tiempo estacionado en el sur de Brasil y noreste de Argentina. En ese frente hubo un choque de ambas masas de aire que produjeron mucha nubosidad, tormentas y, en esta oportunidad, intensas lluvias.
-¿Podemos afirmar entonces que hay un nexo entre el fenómeno extremo que afectó a Brasil y el frío inusual para esta época en Argentina?
-Lo que ocurre es que cuando ese anticiclón (alta presión) se ubica varios días en Uruguay o sur de Brasil, acá el viento rota al noreste, trae más calor y provoca buen tiempo en el sur de Brasil. Pero eso es algo que no sucedió en este mes de mayo, con las consecuencias ya vistas tanto en Brasil como en Argentina. En este caso esos anticiclones vinieron muy desde el sur.
Puerto Alegre bajo el agua tras un fenómeno climático extremo, en una imagen del 5 de mayo pasado. Foto: EFEEl frío polar prematuro, que impostó un invierno de facto, ya lleva a añorar el verano. ¿Hay posibilidad de que vuelvan los días de calor antes de que empiece el invierno? Madelón aseguró que alguna tregua todavía habrá: “Calor no, pero días templados sí”. Esos días un poco más cálidos podrían llegar eventualmente recién hacia fines de mayo, con lo que a priori sería poco probable que la variación modifique el bajo promedio de temperaturas del mes.
De hecho, tras la temperatura mínima de entre dos y tres grados que se espera para este sábado en la Ciudad de Buenos Aires, para los siguientes días está previsto que ese patrón climático continúe por lo menos hasta el martes 28 de mayo. Luego tendría lugar un paréntesis, con un progresivo aumento moderado del termómetro, y posteriormente un nuevo descenso a partir del domingo 2 de junio.
PS