Entre especulaciones y negociaciones a contrarreloj el oficialismo apuesta a todo o nada para dictaminar la Ley Bases y el Paquete Fiscal este miércoles. Con el plenario ya iniciado buscan número para darle despacho a los proyectos, que ya recibieron decenas de modificaciones.
Ajustadísimos con los números dependen de aliados clave, que todavía no definen qué harán y LLA necesita que el texto del oficialismo, aunque sea con disidencias, sea el de mayoría. De lo contrario Unión por la Patria, que si están todos suma 22 firmas, podría imponerse y ser el primero en tratarse en una futura sesión.
«Complicado», diagnosticaban antes del arranque desde la propia Libertad Avanza, mientras que algunos senadores federales ya daban por sentado que no habría despacho este miércoles tampoco.
Esta mañana, el Ejecutivo circuló un nuevo texto con los retoques finales. Algo que exigían los bloques dialoguistas. No querían firmar sobre compromisos de palabra, sino con la redacción definida. Sin embargo, el nuevo texto no termina de cerrarle a varios senadores, de distintas bancadas, y el oficialismo no está dispuesto a ceder más.
«Teniendo en cuenta que el dictamen no incluye ninguna de las propuestas solicitadas y que estas se indicaron con motivo de que considero que algunas cuestiones específicas del proyecto deben mejorarse, venimos trabajando en la elaboración de un dictamen propio que se presentará oportunamente», aseguró vía nota a la que accedió Clarín, el santacruceño José María Carambia.
A Carambia, igualmente, no se lo contaba a favor. Su gobernador Claudio Vidal, le declaró la guerra a Milei. Carambia exigió que se aumenten las regalías mineras y el oficialismo no accedió.
Pero otros más cercanos tampoco están dispuestos. «No va a haber dictamen», aseguró a Clarín un senador de un bloque federal aliado, cuya firma es clave para que el despacho obtenga luz verde. «Por ahora» no firma.
En el radicalismo, Martín Lousteau, que está enfermo pero vino igual, prevé presentar un dictamen propio también.
Eso también desató una interna dentro del radicalismo. «Si su dictamen busca aumentar jubilaciones, resolver fondo de universidades, ¿nosotros cómo quedamos firmando el del oficialismo?», señala, con lógica, un compañero suyo de bancada. Lousteau no es un senador más, es el presidente de la UCR Nacional.
La senadora del PRO, Guadalupe Tagliaferri, tampoco devela su decisión y no descarta acompañar el de Lousteau.
Así las cosas, el Gobierno depende de los apoyos de los senadores federales. En la cuenta de quienes apoyarían, con disidencia, se encontrarían Mónica Silva (Juntos Somos Río Negro), la cordobesa Alejandra Vigo, Andrea Cristina y Juan Carlos Romero (Cambio Federal) y la misionera Sonia Elizabeth Rojas Decut.
Sin embargo, no está garantizado el apoyo de la neuquina Lucila Crexell, que tiene un monobloque, ni del entrerriano Edgardo Kueider (Unidad Federal).
El oficialismo parece estar dispuesto a apurar el dictamen y seguir negociando de cara al recinto. Porque incluso si logra dictaminar este miércoles, todavía no tendría garantizados los votos para la votación.
«Corren todo el tiempo el arco. No hay voluntad. Ya da la sensación de que buscan excusas para no firmar», señalaron desde el oficialismo.
La «filtración» del acta que da información sobre el acuerdo paritario para el aumento de los módulos legislativos, que repercute entonces, en un nuevo incremento de las dietas de los senadores, aseguran que es parte del plan para «empiojar» el clima.
La inagotable interna libertaria también pega desde adentro. «¿Quién es el único al que lo perjudica esto?», deslizó una fuente del oficialismo. La respuesta que deslizan es Guillermo Francos, el flamante jefe de Gabinete, quien estuvo reunido con Victoria Villarruel y los jefes de bloque dialoguistas este martes.
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