Miguel Borja llevaba cuatro partidos sin marcar. Casi un mes desde el 9 de marzo pasado ante Independiente. Demasiado para un goleador de un equipo grande. Pero antes que empiecen las especulaciones sobre la sequía, el colombiano apareció en toda su dimensión goleadora y con dos certeros toques dio vuelta el partido ante Rosario Central y ahora, además, es el goleador de la Copa de la Liga, con 12 gritos, uno más que Adrián Martínez de Racing.
No jugó bien River en el primer tiempo y la participación del Colibrí fue escasa. Si no lo alimentan, le cuesta. Pero en la parte final, de a poco fue arrinconando al “muletto” rosarino, que estaba dando el gran golpe en el Monumental con ese gol de Giaccone. Hasta que llegó el empate. Contó Borja, tras el partido, la paciencia para llegar al gol: “Es la confianza del entrenador, me dijo ‘no te vayas a salir del área, quedate, alargarlo, que se van a producir los espacios’. Son decisiones del entrenador que tengo que respetar y se dio como él dijo”.
A los 22 minutos, ya con Nacho Fernández y Ezequiel Barco en la cancha, hubo un gran pase de Pablo Solari al corazón del área, con Juan Cruz Komar quedó enganchado, lo que le permitió a Borja mejorar su posición y definir ante el arquero Werner. Después, a tres minutos del final, Casco mandó un centro bien abierto, apareció por derecha Nacho Fernández, y el centro atrás fue justo a la posición del colombiano, que no perdonó.
Con la fe intacta, como en cada declaración, Borja explicó: “Gloria a Dios que se pudo ganar y se le pudo aportar al equipo. Sabíamos que dependíamos de nosotros y seguimos así. Este equipo está acostumbrado a dar vuelta el resultado y eso es importante”.
Con estos dos goles, Borja acumula 36 tantos en 76 partidos y mantiene su promedio de un gol cada dos encuentros. Del rival, el Colibrí destacó: “Muchas veces se enfocan en River y no en los rivales. Jugamos contra el vigente campeón, se encontraron con un gol e hicieron un buen primer tiempo. En el segundo salimos con más delanteros y lo dimos vuelta”.
