Como un paso más en el plan de «detección de ñoquis«, la vicepresidenta Victoria Villarruel volverá a imponer el sistema de huella dactilar en el Senado. A partir del lunes arranca un cronograma para que todos los empleados se registren. La medida va en paralelo a la comisión que creó en abril para revisar toda la planta de la Cámara Alta.
Durante la gestión de Juntos por el Cambio se había implementado el ingreso con huella digital pero con la pandemia se dio marcha atrás. Este jueves, la secretaría administrativa, conducida por María Laura Izzo, emitió una resolución aprobando la citación a los trabajadores para tomarles los datos biométricos.
Empezarán el lunes con los puestos directivos y jerárquicos y continuarán con las subdirecciones y personales asignados a las comisiones. El cronograma solo para tomar los datos se extiende del 10 de junio al 19 de julio. La planta del Senado tiene 4400 personas.
La idea de Villarruel es avanzar con una reducción, pero filtrando entre los trabajadores y «ñoquis». De hecho, la expectativa es que cuando les pidan fichar ya haya una depuración natural de quienes ni se presenten.
«Después a los que no cumplan los contratos se los va a desvincular, sin costo para la Cámara, porque hay justificativo», explican.
Como contó Clarín, apenas asumió, Villarruel anunció que habían encontrado «casos extraños» que ameritaban un estudio más profundo y exhaustivo.
«Hubo nombramientos de contratados que pasaban a empleado transitorio y a planta permanente todo en un mismo acto el año pasado. También gente que cobraba con una tobillera electrónica porque están procesados«, señalaron en ese entonces del oficialismo.
Por eso, en abril Villarruel creó -también vía resolución- Comisión de Análisis de la Dotación (CAD) para revistar la dotación de empleados. Las desprolijidades, aseguran, no distinguen bloques ni partidos políticos. Son «transversales».
De hecho, uno de los casos que habían sorprendido este año fue el de una propia senadora de La Libertad Avanza: la jujeña Vilma Facunda Bedia que había designado a sus hijos, sus hermanos, su sobrina y hasta a su nuera en su despacho.
Por la presión que ejercieron Javier Milei y Villarruel, la senadora Bedia terminó pidiendo la baja de varios de sus empleados.