Bajo la atenta mirada de su familia y de un público que no podía anticipar la sorpresa, Alberto Cormillot se animó a cumplir un reto poco común para sus 86 años: debutar en la pista de un circo.
El reconocido médico nutricionista argentino se colgó de un arnés, bailó tap, interpretó tango y ejecutó acrobacias aéreas, todo en el marco de un espectáculo de Servian, El Circo, que además tuvo un fin solidario: medio centenar de niños en espera de adopción fueron invitados especialmente a disfrutar de la función.
La propuesta surgió casi por casualidad. Según contó Cormillot en Cuestión de Peso (Eltrece), a mediados de julio asistió al circo junto a su esposa Estefanía Pasquini, su hijo Emilio y sus nietas Abril y Zoe —estudiantes de Artes Escénicas y Circo en la Universidad de San Martín—.
Fascinado por las destrezas de las artistas, especialmente las malabaristas, no dudó en acercarse al final del show para felicitarlas y contarles que él también practicaba algunas acrobacias.
Cormillot debutó en circo a sus 87 años
Al día siguiente recibió el llamado del gerente del espectáculo, quien había visto videos suyos en redes sociales, con una pregunta directa: “¿Te animarías?”. La respuesta fue inmediata: “Lo único que estaba esperando era que me llamaran”.
En cuestión de días, y con apenas dos semanas para prepararse, Cormillot ensayó cuatro horas diarias. Contó con la guía de la profesora de tango Nair Schinca, la maestra de aéreo Paula Illane y el instructor de tap Agustín Almirón.
La experiencia, aseguró, le permitió comprobar en carne propia el nivel de exigencia que implica trabajar en un circo: “Para el público es divertido; para quienes lo hacen es algo sumamente serio. La seguridad, los chequeos, la música, los tiempos… la preparación es minuciosa y exigente”.
El debut tuvo un condimento especial: el reencuentro artístico con sus nietas, 15 años después de su primera presentación familiar en el Teatro Empire. Abril y Zoe lo acompañaron en distintas rutinas, desplegando sus habilidades en acrobacias con monociclo, tap y aéreos. También hubo momentos de magia, en los que Cormillot hizo aparecer a una de ellas bajo una gran tela y a la otra dentro de una jaula.