En Lourdes, Francia, en 1858, la Virgen María se le apareció en 18 ocasiones a la pastorcita Santa Bernardita Soubirous.
Para conmemorar este episodio, en la gruta Massabielle se construyó un enorme santuario, hoy uno de los centros de peregrinación más concurridos del mundo.
Hace poco más de un siglo, en la provincia de Córdoba, en Argentina, se construyó una réplica del santuario de Lourdes y una capilla que, una vez por año, convoca a miles de fieles, quienes llegan hasta allí tras una caminata de 35 kilómetros.
Desde 2011, los visitantes observan intrigados una imagen muy particular de la Virgen que, en septiembre de ese año, apareció sobre la hornacina, o hueco, ubicada sobre el altar.
La historia del santuario cordobés está relacionada con las donaciones realizadas por dos mujeres a la orden de los carmelitas descalzos, quienes custodian el lugar.
Miles de fieles se acercan al santuario para agradecer los milagros de la Virgen. Foto: Clarín.El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, réplica del original francés, está ubicado en la ciudad de Alta Gracia. Los terrenos donde se encuentran fueron donados por Delfina Bunge de Gálvez a los carmelitas descalzos en 1916. En septiembre de ese año fue inaugurado el santuario, que conserva una estatua de la Virgen hecha en mármol de Carrara y donada por Guillermina Achával Rodríguez.
Años después, precisamente en 1922, se formó una comisión encargada de construir una iglesia. La construcción comenzó en 1924 y concluyó en 1927, bajo las órdenes del arquitecto Jorge Bunge, quien la dotó de un estilo neocolonial. En el interior destacan motivos de Lourdes y de la Orden del Carmen.
La multitud de placas de agradecimiento ubicadas en el acceso a la gruta son un recuerdo de los milagros realizados por la Virgen. Pero, desde 2011, cuando la imagen de la Virgen fue retirada del altar para su restauración, algo más llama la atención de los visitantes.
En el hueco del altar se puede ver una suave y misteriosa imagen de la Virgen, que se encuentra en la parte inferior. Foto: Web.En la hornacina del retablo, sobre el altar, puede verse una imagen de la Virgen pese a que el espacio está vacío y que la estatua original descansa en la parte inferior.
La imagen de la hornacina es tridimensional, muestra pliegues en el vestido y dista de ser una ilusión psicológica, porque todos, creyentes o no, logran verla. Nítida desde la entrada, la imagen va desvaneciéndose a medida que el visitante se acerca al altar, según describe el sitio de la Agencia de Noticias Católicas, Aci Prensa.
En su momento, los padres carmelitas descalzos, a cargo del Santuario, expresaron que “la manifestación de la imagen de la Santísima Virgen María no tiene explicación” y “debe ser interpretada por el pueblo de Dios como un signo para acrecentar y profundizar la fe cristiana y suscitar en los corazones de los hombres la conversión al amor de Dios y su participación en la vida de la Iglesia”.