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1 noviembre, 2024

«Family Search»: el stand que es furor en la Feria del Libro y nada tiene que ver con el mundo literario

Se dice que hay menos gente en esta Feria del Libro versión 2024, en comparación con la del año pasado. Y no llama la atención, claro, por la situación económica que atraviesa el país. Sin embargo, el stand de Family Search (algo así como «búsqueda familiar») parece desconocer la merma de público. Pasados quince minutos de las dos de la tarde, horario en el que abre el predio de Palermo, las veinte computadoras ya están ocupadas y de inmediato se forma una larga fila esperando el turno. ¿Qué libros se venden aquí? Ninguno: Lo curioso es que este llamativo puesto es ajeno al universo literario; aquí se viene a buscar los antepasados familiares.

Vecino de los stands de Dial Book y Paulinas, que lucen flacos de concurrencia, emerge una escenografía importante que simula ser una embarcación: «El barco de tus abuelos», dice debajo de la imaginaria proa, a la que el público accede, poniéndose un vestuario de la época, para tomarse una foto. En este rectángulo de 128 metros cuadrados se encuentra Family Search, un amplio espacio interactivo en el que se le proporciona a los asistentes herramientas necesarias para sumergirse en el emocionante mundo de la historia familiar. «Si bien en 2023 tuvimos una gran respuesta de la gente, en esta edición se advierte la fuerte presencia del público, tal vez, porque a la feria está viniendo menos gente», analiza Saúl Guerrero, supervisor de operaciones.

Clarín asistió en tres momentos distintos del día jueves: entre las 14 y las 16, entre las 17.30 y las 19 y entre las 21 y las 22 horas, cuando se baja la persiana. El denominador común fue que el stand lucía repleto. Unas cuarenta personas, voluntarias (casi 400 durante toda la feria) de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, orientan y guían al público para que, computadora mediante pueda acceder a su búsqueda.

«Quienes vienen a Family Search pueden vivir tres experiencias: la búsqueda de los orígenes, el significado del propio apellido y el barco, adonde la gente puede tomar vestimentas prestadas -vestuario alquilado-, de la época en la que llegaron los barcos con inmigrantes a la Argentina», explica Guerrero, que señala que en la edición pasada desfilaron más de 40 mil personas por el stand, y este año el promedio diario oscila entre 2.500 y 3.500.

Mucha gente viene especialmente al stand de Family Search y, a primera vista, luce entre expectante y emocionada. Algunos admiten que llegan a la Feria sólo para visitar este espacio, mientras que otros, en su recorrida por el predio ferial, se topan con el lugar y sucumben a la tentación. «Que sea gratis no es un dato menor, sobre todo con los precios que nos rodean», dice sonriente Mayra Vázquez (29), una de las voluntarias que, se como se la ve, para un minuto.

Los interesados en bucear sobre sus antepasados son atendidos por personal voluntario que guía los pasos a seguir en las computadoras.  Foto: Joaquín AbreaLos interesados en bucear sobre sus antepasados son atendidos por personal voluntario que guía los pasos a seguir en las computadoras. Foto: Joaquín Abrea«Es increíble cómo la gente tiene una necesidad por completar su árbol genealógico. Recién tuvimos una excepción con un señor de unos 75 años, al que le dimos más de media hora, cuando los turnos son de veinte minutos, ya que se tomó el trabajo y trajo un cuaderno con todos los nombres de su familia pasada pero le faltaban dos de sus tatarabuelos. Y gracias a esa información, pudimos llegar a lo que necesitaba y se fue con los ojos en compota de la emoción», revela la empleada, también consustanciada con la causa.

Las personas que buscan zambullirse en su pasado abren una cuenta personal en la página FamilySearch.org, y a partir de allí, completando unos datos básicos, siempre con la ayuda del personal voluntario, empieza a darle rienda suelta a su búsqueda. Este cronista recorrió las mesas donde los interesados van siguiendo los pasos de manera digital y es asombroso como los rostros se van transformando a medida que aparecen nombres de viejos familiares que completan el árbol genealógico.

El de Family Search es uno de los stands de la Feria del Libro  donde más filas se forman.El de Family Search es uno de los stands de la Feria del Libro donde más filas se forman.«La mitad de los que vienen. lo hacen porque están iniciando el trámite de la ciudadanía española o italiana. Y como aquí el banco de datos supera los cuatro mil millones de imágenes digitalizadas, es muy posible que se encuentre la información y que, una vez localizada, te envíe, por ejemplo al Archivo General de la Nación para dar con el documento físico», afirma Vázquez. ¿Qué suele buscar más la gente? «Actas de nacimiento, de matrimonio y partidas de defunción».

Técnica radióloga, Ana Loeffelbein, de Monte Grande, se enteró que su abuelo era un espía nazi. «Fue increíble enterarme de eso pero, a la vez, me cicatrizó una herida que tenía abierta hace años. Cuando yo abrí una cuenta de Family Search, queriendo saber más sobre mi apellido y mis abuelos, me llegó un mail de una persona que me escribió: ‘Tu abuelo y el mío fueron hermanos. Nosotros somos primos’. Me quedé helada, pero fue el puntapié inicial para empezar a averiguar un montón de cosas, por ejemplo, que mi abuelo era nazi y que se escapó con una chica y vino a la Argentina. Saber eso me permitió poder reconciliarme con mi padre, perdonarle cosas que, sin saber este detalle, me tenían distanciada».

«El barco de tus abuelos». Una de las experiencias más solicitadas, la de subir a la proa de ficción con vestimentas de la época en la que llegaban inmigrantes. Foto: Enrique MedinaFlorencia, una mujer de unos sesenta años, hace la cola mientras repasa los nombres que tiene escritos en un anotador. «Dejé a mi marido y a mi hija en una charla pública que había con un escritor y me vine aquí, mi objetivo principal de esta edición de la Feria del Libro. El año pasado no había podido acceder por la cantidad de gente, pero esta vez no me lo quería perder, porque para mi es fundamental conocer de dónde vengo. Yo hice un curso de sanación y para llegar a buen puerto es necesario tener claro los orígenes de uno».

Silvia Hoga está convencida que su apellido, de origen armenio, está cortado. «Viste como era en aquella época. Escribían lo que escuchaban y si escuchaban. Tengo la sensación que mi apellido es Hogasian y creo que llenando una serie de datos de mis padres y abuelos, es probable que me pueda sacar esta espina que tengo clavada desde toda mi vida», dice entre nerviosa y expectante. «Quiero tener la verdad, la certeza, porque estamos hablando de mi apellido, nada más y nada menos».

Otras de las Otras de las «experiencias» más solicitadas por los curiosos tiene que ver con el significado del apellido. Foto: Joaquín AbreaEs difícil moverse con comodidad en un stand abarrotado, donde la cola serpenteante llega -y molesta- donde se venden libros. «¿Por qué están acá? ¿Qué tiene que ver con los libros?», consulta un veterano que ojea «El latido del presente», de Gabriel Chamé Buendía, actor y director teatral. «¿Qué es ese barco, está gente, sabés que te regalan?», quiere sacarse la duda una mujer con gesto de confusión. «Queremos saber nuestros orígenes y antepasados familiares y aquí nos pueden despejar las dudas», responde Thiago, de 19 años, algo tentado. «Vinimos con mis amigas a hacer la búsqueda. Yo no sabía nada pero me contó lo de Family Search y está bueno, es divertido».

Rosanna y Narella, madre e hija, hicieron la experiencia: Rosanna y Narella, madre e hija, hicieron la experiencia: «Hay cada vez un interés mayor por conocer a los antepasados, por recuperar esa parte de la memoria familiar», dice Narella. Rosanna y Narella, madre e hija, llegaron desde Ceres, Santa Fe, y acaban de bajar de la proa del barco de ficción donde posaron felices ante la cámara de una voluntaria. «Encontré información del Censo que se hizo en 1890 y pude dar con mis antepasados, algo que me llenó de emoción», cuenta Narella Boscarol (27), comunicadora social. «Fue muy fuerte encontrar datos de mis tatarabuelos, que vivieron en Lehmann, una comuna santafesina. Por otro lado, también me facilita el tramite para gestionar la ciudadanía italiana», remarca la joven.

«Creo que hay cada vez un interés mayor por conocer a los antepasados, por recuperar esa parte de la memoria familiar y la verdad que Family Search ayuda bastante», cree Rosanna, «Y me parece que ese interés de la gente que vemos aquí, tan masivo, tiene mucho que ver con esto de la cantidad de argentinos que emigran, principalmente. También es cierto que la facilidad que se brinda aquí hace que sea mucho más sencillo interesarse por la búsqueda».

En los tres turnos en los que estuvo presente Clarín, la demanda fue alta. «Pagamos la entrada a la feria, $ 3.500 cada uno y sólo vinimos a ver qué novedades tenían las editoriales y asistimos a una charla interesante que dio el periodista Horacio Embón. Pero después no podemos comprar nada y ver que aquí, en Family Search, podemos estar un buen rato, buscando información más interesante y sin pagar un peso, es una parada ineludible», desliza Angelo (64), acompañado de su esposa. «Me sorprende mucho la cantidad de gente, pero a la vez me parece lógico, ya que hoy los libros son artículos de lujo, accesibles para pocos».

Pasadas las nueve de la noche, sin embargo, se ve más gente en la feria en general y en este stand en particular. «Es que a partir de las ocho de la noche la entrada es gratuita, y muchos como yo, que no podemos pagar una entrada, venimos a esta hora. Es mi tercer día consecutivo, bah, tercera noche, y disfruto sólo ver. En los días anteriores no me había percatado de Family Search, me parece muy atractiva la propuesta. Acabo de abrirme una cuenta y mañana vuelvo con todos mis datos familiares de la prehistoria», se despide irónico Blas (55), un vecino del Abasto.

SC

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