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30 octubre, 2024

Las organizaciones sociales piden a la Unión Europea «humanizar» las políticas migratorias del Mediterráneo

Las organizaciones sociales han vuelto a pedirle a la Unión Europea que trabaje para «humanizar» las políticas migratorias, recordando que el mar Mediterráneo se convierte a diario en «la tumba» de miles de personas que intentan cruzarlo buscando unas condiciones de vida dignas. Lo han hecho en la segunda jornada del I Foro Económico y Social del Mediterráneo, una iniciativa de Prensa Ibérica con la colaboración de Fundación La Caixa que se ha celebrado este jueves en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València.

Los ponentes han participado en una mesa redonda centrada en las personas y moderada por el director del Diari de Girona, Josep Callol, en la que han tratado especialmente los flujos migratorios. Han expuesto las conclusiones de un consejo que ha trabajado durante seis meses en las problemáticas más sociales que presenta el arco mediterráneo. «Tenemos que ser capaces de ofrecer una solución a los flujos migratorios diarios, mejorar las condiciones de asilo y mitigar la pérdida de vidas«, ha apuntado Callol, a modo de introducción.

Miquel Rullo, del Centro Fundación La Caixa, ha afirmado que el Mediterráneo puede ofrecer a las personas «un mayor bienestar». Para él, «una sociedad que intenta que la igualdad sea un hecho y no solo palabras, es una sociedad con futuro». Durante su intervención, ha recordado que en el arco mediterráneo hay un 15% de la población que no puede empadronarse y que se siente «excluida». También ha apostado por la construcción de vivienda asequible, social, y «un corredor mediterráneo de buenas prácticas, con colaboraciones público-privadas».

Un discurso sin cinismo

Andrés Perelló, director general de Casa Mediterráneo, ha afirmado que la UE tiene que abordar la inmigración con un «espíritu unido» y hacer del Mediterráneo «un mar de progreso». Ha hablado del «cinismo» de los discursos que abogan por devolver a las personas inmigrantes a sus países de origen, excepto a los que «atienden las barras del bar, recogen la fruta o cuidan a nuestros abuelos». Después de dar un discurso aplaudido por su elocuencia, Perelló ha defendido algunas propuestas de la organización que dirige. «Hace falta una unión económica mediterránea combinada con la Unión Europea, un Erasmus mediterráneo para que los jóvenes se conozcan, educar en tolerancia a las culturas y decir ‘no’ a la asimilación cultural».

En este sentido, ha propuesto una unión de universidades mediterráneas «que permita transferir conocimiento para la buena gobernanza. A los gobiernos, que son singulares, hay que enseñarles a gobernar bien, a obtener agua de donde no tienen. Un indígena no se plantea irse si tiene lo mínimo. Se viene aquí si no tiene una vaca, si se lo han robado todo o si el río se ha secado por el cambio climático». Y ha recordado: «cuando alguien se levanta allí, piensa: o muero o pierdo la vida. Si se queda, está muerto. Por eso viene». Por eso, entiende que «en la inmigración hay que abordar la causa, no los efectos. La UE cree que entregando a la policía la causa se va a resolver. Pero hay que abordar el problema», ha añadido. Y ha concluido que «España tiene la obligación» de hacerlo.

«La frontera entre la vida y la muerte»

En la misma línea ha hablado Óscar Camps, fundador de Open Arms. «Es un fracaso que haya tantas muertes en el mediterráneo a estas alturas, sabiendo que van a venir, que viene el verano», ha sentenciado. Con una mirada crítica sobre las políticas europeas de migración, ha reflexionado: «Desgraciadamente, hay más gente que personas». Ha explicado que los inmigrantes tienen que cruzar diferentes fronteras para llegar a un país seguro, casi siempre de forma ilegal. «Cuando llegan a una, les roban todo lo que tienen. Y, si son mujeres, probablemente las violarán. Toman pastillas anticonceptivas sabiendo a lo que se exponen», ha lamentado.

Camps ha indicado que los inmigrantes tardan meses o años hasta llegar al Mediterráneo. Y que a veces quedan retenidos en centros de detención «que vulneran los derechos humanos. Allí se viola, se extorsiona, se esclaviza. Las enfermedades infecciosas abundan. Y los que pueden salir, se lanzan al mar con un 20% de posibilidades de sobrevivir, en el mejor de los casos. Si tienen la suerte de que hay un barco humanitario que esté cerca, los rescatan», ha relatado. «El mar es la frontera entre la vida o la muerte», ha concluido.

Migrantes sobrecualificados

Por último, Francesc Cortada, CEO de Oxfam Intermón, ha sentenciado: «El Mediterráneo es una tumba». Ha indicado que «cuando migra no lo hace por placer, huye de conflictos, guerras, violencia y persecuciones», pero «se encuentran con una Europa que es una fortaleza». Las políticas de asilo europeas están «pensadas con vocación de blindarse», y para ello «externalizan la seguridad de las mismas» a empresas o terceros países que «actúan como cordón sanitario». Ha asegurado que está pasando con Egipto, con la mirada puesta en blindar las fronteras cuando los palestinos huyan del país.

Según sus datos, medio millón de personas están «en situación administrativa irregular, sin papeles, por lo que no pueden firmar contrato de piso, ni acceder a una tarjeta sanitaria. Están sometidos a explotación laboral, no pueden viajar para ver a sus familias», ha enumerado. Muchos, además, están sobrecualificados. «Una de cada dos personas migrantes lo está. Hay 1,8 millones trabajando por debajo de su cualificación. Un millón tiene estudios universitarios», un conocimiento que no puede aplicar. «Sufren desigualdad de manera desproporcionada. Un 40% está en riesgo de exclusión», ha lamentado. «Hay que revisar las políticas de migración para que sean más humanas», ha concluido.

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