Artículo extraído del sitio web de la Liga Internacional Socialista
En Panamá, luego de varias semanas, las luchas no se detienen y se profundizan. Somos testigos de verdaderas batallas campales con muertos y heridos, provincias enteras bloqueadas con barricadas, especialmente en Chiriquí, Bocas del Toro, Veraguas, Changuinola, Colón y Darién, huelgas heroicas del magisterio, de los obreros de la construcción organizados en SUNTRACS y de los trabajadores bananeros.
Desde el mes de abril, sindicalistas, ambientalistas, estudiantes universitarios, mujeres, maestros y pueblos originarios vienen tomado las calles, exigiendo:
1. La derogación de la nueva ley de la seguridad social, que recorta beneficios laborales y de jubilación a cientos de miles de trabajadores.
2. La vuelta atrás de la propuesta del ejecutivo de reabrir una mina de cobre, violando un fallo de la Corte Suprema que ordenó su cierre en 2023, luego de manifestaciones multitudinarias. Eso incluye el rechazo al memorándum de entendimiento del embalse de Ríos Indio, que implica una terrible destrucción ambiental y un atentado a la soberanía.
3. Desestimar la firma de un memorándum que permite a Estados Unidos retornar a sus antiguas bases cerca del Canal de Panamá e incrementar su presencia militar en territorio panameño.
En las calles se denuncia como responsables de la actual situación a la corrupta clase política y crece la exigencia de renuncia del presidente Mulino. El gobierno ha perdido el control de dos provincias, Bocas del Toro y el Darién, actualmente controladas por los huelguistas y en la capital hay marchas todos los días.
Mulino ha respondido desatado una violenta represión y persecución contra estudiantes, docentes y trabajadores. Se reportan heridos y recientemente el asesinato de un joven del pueblo originario Ngöbe. Han congelado las cuentas del SUNTRACS (Sindicato de los trabajadores de la Construcción) y dictado prisión a sus dirigentes para descabezar la organización. Esto nos obliga a incorporar, junto al acompañamiento de todas las luchas, la demanda de la libertad inmediata de todos los detenidos, la defensa del SUNTRACS y respeto irrestricto a la autonomía sindical. Mientras desplegamos la más amplia unidad de acción para avanzar hacia la huelga general hasta lograr la caída del Gobierno. Como consecuencia del deterioro de la situación, incluso la Organización Internacional del Trabajo (OIT) esta semana incorporo a Panamá en la lista de los 24 países «que más violan la libertad sindical”.
Debemos tener en cuenta que hoy no funciona la salud, ni la educación, ni la justicia. Panamá es de los países más desiguales de la región, con un desempleo que ronda el 9,5%, una alta informalidad y falta de infraestructura básica como agua. Todo esto controlado por un sistema político rígido, patriarcal y elitista. Mientras el gobierno está empecinado en no derogar la ley, y el movimiento social no retrocede y pide la renuncia de Mulino, incluso sectores empresariales como el Consejo Nacional de Empresas Privadas toma distancia del gobierno y propone rediscutir la ley de retiro con el objetivo de calmar el clima de crisis.
Las nuevas amenazas de Trump polarizan aún más la situación y abre un profundo debate acerca de cómo encontrar salidas de fondo. Si se logra la unidad de todos los sectores en lucha para avanzar en la huelga general, la posible caída de Mulino puede hacerse realidad.
Ese primer paso, de lograrse, no debería llevar a un nuevo ciclo dentro de una institucionalidad capitalista absolutamente en crisis, sino que es indispensable que se discuta una salida de fondo. Seria necesario el llamado a una Asamblea Constituyente para refundar al país, surgida desde abajo, que debata como reconstruir el país y al mismo tiempo alcanzar un gobierno de la clase trabajadora junto a los pueblos originarios y todos los sectores en lucha.
La Liga Internacional Socialista, compromete su solidaridad internacional con el pueblo panameño y ha iniciado una campaña con una serie de acciones exigiendo la renuncia de Mulino y la libertad de todos los presos políticos. En Costa Rica, México, Perú, Argentina, Brasil ya tomamos iniciativas en ese sentido e invitamos a las y los activistas del mundo entero, y sobre todo a los latinoamericano a redoblar los esfuerzos hasta lograr el triunfo de los trabajadores y el pueblo panameño.