Desde el MST en el FIT-U denunciamos el grave vaciamiento de la salud pública en la provincia de Río Negro, responsabilidad directa del gobernador Weretilneck, quien sigue al pie de la letra el ajuste y desmantelamiento impulsado por el gobierno nacional de Milei.
El deterioro de los hospitales, los salarios de hambre para médicos y trabajadores administrativos y la falta de recursos básicos son pruebas irrefutables de una política que privilegia los negocios de la salud privada en desmedro del derecho de la población a una atención digna. Un claro ejemplo es la crisis del Hospital Garrahan, emblema nacional de la salud pública, donde la falta de presupuesto pone en riesgo su funcionamiento.
En Cipolletti, el personal médico ha denunciado el posible cierre del área de neonatología por la falta de profesionales especializados. Este hecho, lejos de ser un problema aislado, se suma a una realidad que golpea a distintos hospitales de la provincia. La precarización laboral y los bajos salarios empujan a las y los profesionales a migrar al sector privado, que ofrece mejores condiciones, dejando a la salud pública en una situación límite.
La hipocresía del gobierno provincial es evidente. Mientras los hospitales de la provincia sufren un deterioro alarmante, Weretilneck intenta desviar la atención con gestos oportunistas en lugar de asumir su responsabilidad. El colapso del sistema de salud es resultado directo de sus políticas que replican sin cuestionamientos el ajuste nacional.
A esto se suma el reciente incendio en el sótano del hospital de Viedma, un nuevo episodio que pone en peligro la infraestructura hospitalaria y evidencia el nivel de deterioro al que nos han llevado. Mientras tanto, Weretilneck y su gestión continúan ejecutando el mismo ajuste que desde Nación se impulsa, dejando a millones sin acceso a una salud pública de calidad.
Desde el MST en el FIT-U llamamos a la unidad de los trabajadores y la población en defensa de la salud pública. No podemos permitir que nos sigan robando nuestros derechos. Es urgente organizarse y movilizarse para exigir inversión en hospitales, salarios dignos y condiciones de trabajo justas para las y los profesionales de la salud. Basta de ajuste. La salud no puede ser un negocio, debe ser un derecho garantizado para todos.
